La noticia de ayer: los sindicatos proponen un pacto de Estado que, más allá de las pensiones, aborde un amplio abanico de reformas económicas en materias de energía, industria, educación y otras. Las contrapartes deberían aceptar el envite. Es más, Zapatero –si de verdad opta por un grupo de buenas reformas— no debería hacerse el sordo; y si Joan Rosell quiere ser un sujeto de utilidad a los empresarios debería abrir bien los ojos y ponerse manos a la obra.
¿Por qué es racional la propuesta sindical? Por una sencilla razón que, según parece, todavía no ha querido descubrir el Gobierno: porque de esa manera se establecen los vínculos y compatibilidades entre todos los grandes temas que siguen dispersos. Porque, es un decir, no se puede plantear una política de urbanismo haciendo de cada vecindario una isla sin relación alguna con el conjunto de la urbe. Y, en concreto, porque es un dislate establecer una serie de medidas en pensiones sin relación alguna con el modelo productivo; porque es un galimatías poner en marcha un nuevo modelo de negociación colectiva independiente de las trasformaciones en los centros de trabajo; porque no se pueden diseñar reformas energéticas y educativas sin compatibilidad con tales transformaciones.
En concreto, el asunto tan espinoso de las pensiones habría que reenviarlo a ese pacto de Estado. Lo que no sólo no significaría desdoro alguno para el gobierno sino justamente el mejor acomodo para que esa reforma tenga cara y ojos en el contexto más idóneo de un paquete general. Porque, así como un conjunto de retales dispersos no conforman un traje, de igual modo una batahola de medidas acaba siendo algo así como el ejército de Pancho Villa.
Precisamente este mismo blog decía el 11 de febrero de 2009: “Es de cajón que mientras más tarde se aborde la necesidad de entrar en la concertación se complicarán más las cosas. O, si se prefiere, conforme se van agravando los problemas, más difíciles encontrarán la salida los interlocutores que se sentarían triangularmente. De manera que es la hora de correr a todo gas”. Pues bien, en parte por no haber abordado a tiempo dicho pacto de Estado nos encontramos con estos pelos tan mal peinados. Sucedió, en aquellos entonces, que una sociedad anónima de sordos, ante la propuesta de pacto de estado, preguntó: ¿de qué hablan esos? En fin, ¿continúan siendo sordos?
Radio Parapanda. Desde Soportújar se escribe esto: LA DERECHA YA MANDA: el gobierno de los mejores, naturalmente quien habla es don Lluis Casas.
¿Por qué es racional la propuesta sindical? Por una sencilla razón que, según parece, todavía no ha querido descubrir el Gobierno: porque de esa manera se establecen los vínculos y compatibilidades entre todos los grandes temas que siguen dispersos. Porque, es un decir, no se puede plantear una política de urbanismo haciendo de cada vecindario una isla sin relación alguna con el conjunto de la urbe. Y, en concreto, porque es un dislate establecer una serie de medidas en pensiones sin relación alguna con el modelo productivo; porque es un galimatías poner en marcha un nuevo modelo de negociación colectiva independiente de las trasformaciones en los centros de trabajo; porque no se pueden diseñar reformas energéticas y educativas sin compatibilidad con tales transformaciones.
En concreto, el asunto tan espinoso de las pensiones habría que reenviarlo a ese pacto de Estado. Lo que no sólo no significaría desdoro alguno para el gobierno sino justamente el mejor acomodo para que esa reforma tenga cara y ojos en el contexto más idóneo de un paquete general. Porque, así como un conjunto de retales dispersos no conforman un traje, de igual modo una batahola de medidas acaba siendo algo así como el ejército de Pancho Villa.
Precisamente este mismo blog decía el 11 de febrero de 2009: “Es de cajón que mientras más tarde se aborde la necesidad de entrar en la concertación se complicarán más las cosas. O, si se prefiere, conforme se van agravando los problemas, más difíciles encontrarán la salida los interlocutores que se sentarían triangularmente. De manera que es la hora de correr a todo gas”. Pues bien, en parte por no haber abordado a tiempo dicho pacto de Estado nos encontramos con estos pelos tan mal peinados. Sucedió, en aquellos entonces, que una sociedad anónima de sordos, ante la propuesta de pacto de estado, preguntó: ¿de qué hablan esos? En fin, ¿continúan siendo sordos?
Radio Parapanda. Desde Soportújar se escribe esto: LA DERECHA YA MANDA: el gobierno de los mejores, naturalmente quien habla es don Lluis Casas.
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