martes, 12 de mayo de 2015

CC.OO. y su primer intento de ingresar en la CES


El otro día me dejé involuntariamente en el tintero otra de las características de Cipriano García, uno de los padres más representativos del nuevo movimiento obrero catalán y fundador de Comisiones Obreras: su europeísmo. Me fastidia no haberlo dejado sentado en  http://lopezbulla.blogspot.com.es/2015/05/cipriano-garcia-padre-fundador-de.html.  

 

Cipriano García venía insistiendo, siendo el “responsable” de la Coordinadora General de CC.OO. de España tras la detención en Pozuelo de Marcelino Camacho y sus compañeros, en oficializar nuestra petición de ingreso en la Confederación Europea de Sindicatos, fundada en 1973. Cipriano era consciente de las dificultades: de un lado, UGT lo vetaba y, de otro lado, los dirigentes de la CES tampoco estaban por la labor, hecha la excepción de los sindicalistas italianos. Por otra parte, Cipri había resistido la enorme presión que nos hacía la Federación Sindical Mundial, conformada especialmente por las organizaciones sindicales de matriz comunista, para que ingresáramos en ella. Toda una paradoja en un personaje que había mamado el comunismo desde su primera juventud y, además, miembro de las direcciones del PSUC y del PCE.  

 

A principios de 1974 nos reunimos el secretariado de CC.OO. de Catalunya. Allí discutimos la propuesta de Cipriano: hacer una visita a la sede de la CES, en Bruselas, para pedir oficialmente el ingreso de Comisiones Obreras en el sindicato europeo. Dicho y hecho: la delegación la componíamos Tono Lucchetti y un servidor. Lucchetti pasó legalmente la frontera con su coche, un legendario Citröen dos caballos; un servidor en tren con un pasaporte más falso que Judas. En Bruselas nos entrevistamos con altos dirigentes de la CES que nos dieron largas; tan largas fueron que sólo se produjo el ingreso muchos años después, bajo el primer mandato de Antonio Gutiérrez.  

 

En realidad la mayoría de organizaciones europeas eran partidarias de nuestro ingreso en la CES. No así la DGB que, poderosamente influenciada por la UGT y recelosa de nuestro comunismo no tenía ningún interés en ello. Ni siquiera bastó la actitud positiva de las Trade Unions inglesas ni la influencia del sindicalismo italiano. Cipriano lo sabía, pero no podía dejar de intentar poner, nunca mejor dicho, una pica en Flandes.

 

Lo que siempre me resultó chocante es que en los libros y documentos de los grupos dirigentes confederales nunca se hizo mención a la idea de Cipriano García. Un servidor siempre insistió en ello, fracasé siempre en mi intento de que se le reconociera que el primer intento fue cosa de Cipriano.

 

Nota bene:  esta entrada tiene un doble interés. Por un lado, dejar sentado quién fue el pionero de la relación entre Comisiones Obreras y la CES; por otro lado, molestar a quienes se han empeñado en silenciarlo, sabiendo de antemano que, tal vez, seguirán dando la callada por respuesta.   

 


 

No hay comentarios: