martes, 17 de septiembre de 2013

EL DERECHO A DECIDIR NO PUEDE SER PARCELADO

Primero. En cierta ocasión se introdujo en el Parlament de Cataluña un proyecto de ley de iniciativa legislativa popular. El grupo parlamentario de Convergència i Unió se opuso radicalmente. El argumento que dieron muy significativo: «¿Qué queréis, que los de Comisiones Obreras nos estén incordiando recogiendo firmas a mansalva?». Eran los mismos que ahora se llenan la boca con el derecho a decidir. Eso, un derecho a decidir demediado, pues la mayoría de las grandes materias (económicas y sociales) quedan excluidas.

Pues bien, ahora que el derecho a decidir ha calado en importantísimos estratos de la sociedad catalana ¿no es el momento de pugnar por extenderlo? En ese sentido sería conveniente que ese amplio movimiento que, insistentemente, se está pronunciando por ese derecho explicite con claridad que no puede estar confinado sólo en la consulta sobre el futuro de Cataluña. Por otra parte, ese planteamiento puede ser un punto de conexión con el resto de España. Y hablando en plata: obligar a Rajoy y Mas a que se retraten en esa dirección. 

Segundo. Parto de lo siguiente: el Estado de las Autonomías está bostezando y, a mi juicio, ha perdido el impulso propulsivo, tal vez definitivamente, que tuvo en sus mejores momentos. Seguir adelante con los bostezos no puede deparar nada conveniente. El dilema es: o la renacionalización --que desean mayoritariamente las derechas centralistas y determinados sectores de izquierdas—aunque con notable incidencia en la opinión pública o un nuevo pacto constitucional, que pusiera las bases de un Estado federal, que tiene el inconveniente de la inexistencia de un movimiento federalista en España. En resumidas cuentas, hay una derecha centralista y una izquierda con déficit de federalismo. Así están las cosas.

Ahora bien, más tarde o más temprano habrá una reforma de la Constitución. Lo único que no sabemos es los kilómetros que tiene esa línea curva. Y comoquiera que estamos avisados de muchas cosas, parece pertinente insinuar que la sociedad debe tener un protagonismo, activo e inteligente, a la hora de elaborar la Carta Magna, esto es, ese importante «derecho a decidir». De ahí que la consulta catalana, en los términos que hemos planteado en  ¿QUÉ HACEMOS CON «LO» DE CATALUÑA?, deba ser visto como un anticipo de lo que deberíamos hacer en toda España, sea cual fuere el resultado de la consulta catalana. Naturalmente, estamos hablando de un derecho no demediado: sólo referido a los huesos mientras otros se comen la pechuga.  




Radio Parapanda. Antonio Baylos en EL INICIO DE LA DÉCADA DE LOS 90 (VEINTE AÑOS ATRÁS)



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