jueves, 23 de noviembre de 2017

La derrota del independentismo catalán



Los jefes del independentismo catalán han metido la declaración unilateral de independencia en el calabozo. Digámoslo sin requilorios: el independentismo ha sufrido una derrota.

Los jefes del independentismo han asumido el artículo 155 de la Constitución Española. Así pues, han decidido participar en las elecciones autonómicas, que ha convocado M punto Rajoy. Y han manifestado por activa, pasiva y perifrástica que no estaban preparados y, más todavía, que no tenían la mayoría social suficiente para tan relevante operación como es la independencia y, encima, declararla unilateralmente. Ahora, han acordado que dejan de lado la vía unilateral. Confuso camino y extrañas alforjas para dicho viaje. Se trata de una derrota que se disfraza de táctica para no infundir sospechas, que convierte una gallina vieja en un robusto pavo real.

Los jefes políticos del independentismo –las dos formaciones que pugnan entre sí por el reparto de la túnica sagrada--  han pactado dejar de lado la vía unilateral. Pero no se pierdan el detalle: los jefes políticos del independentismo han acordado pactar la cuestión con el Estado español y con la Unión Europea. Lo primero tiene sentido. Pero lo segundo –pactar con la Unión Europea--  es un artificio retórico para disimular lo primero. Porque ¿qué pinta Europa en todo este asunto? Ya empezamos con que si la abuela fuma.

Volver a insistir en Europa es una mugrienta tizne que invalida el análisis –o acompaña la falta de análisis--  de la derrota del independentismo, que sigue sin reconocerse. Al mismo tiempo pone otra vez en evidencia la confusión entre deseos y realidades. De una Unión Europea que tiene un considerable hartazgo de Cataluña. Y que debe estar, también, de Mariano punto Rajoy hasta la cruz de los leotardos.


Lo dicho: la nueva táctica del independentismo vuelve a nacer erróneamente; sus dirigentes mantienen una ficción fruto de su incapacidad de entender la política internacional. Políticos de campanario. Párvulos alocados que todavía no han salido de la miga de mi tía-abuela Elvira Quevedo, que tenía una miga en Calicasas. Todavía están en el Catón moderno. 


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