Nota introductoria.--
Artur Mas celebró la llegada de Donald Trump a la
presidencia de los Estados Unidos. Lo recuerda Enric Juliana en su artículo de hoy Huyendo de la crítica en La
Vanguardia. Cuando ustedes tengan oportunidad léanlo. Es, se diría, una extraña
fascinación de un sector del independentismo por la figura del presidente
norteamericano que debió poner los ojos como platos a las cancillerías
europeas. O sea, Artur Mas ya iba haciendo amigos en Europa. Comentamos ahora
las recientes declaraciones de don Artur: la independencia de Cataluña es cosa
de quince años.
Algunos medios contrastan estas últimas
declaraciones de Artur Mas,
presidente de PDeCAT, con las de Marta Rovira, número 2 de Esquerra Republicana de Catalunya. Se
habla de la mesura del primero y de la incontinencia fabuladora de la segunda.
Lo que dijo esta señora lo comentamos ayer, sábado. Hablamos hoy de la moderación de Artur Mas.
Tengo para mí que, a pesar de lo
grotesco de lo dicho por la Rovira, es mucho más preocupante lo que ha
declarado el caballero Artur. Afirma, sobre chispa más o menos, que no hay que
hacer nada precipitadamente, que el asunto va para largo. Y sostiene que –la
independencia de Cataluña-- es cosa de quince años. Podría haber dicho más
tiempo. O menos. Pero ahí ha quedado. Quince años. ¿Un respiro? No lo tengo por
tal. Procuraremos estar vivos para ver las dotes de auríspice del caballero.
Serían quince años de
desasosiego e incertidumbre. De matraca y
mareo de una extenuante perdiz, ya suficientemente atolondrada. De
ensimismamiento y barbecho escatológico. Remena;
remena, nena, que decía el viejo cuplé catalán. Con el peligro de repetir, durante tres
lustros, lo que ha venido ocurriendo en los dos últimos años en Cataluña. Una
cacofonía insoportable.
En resumen, Artur Mas ha
introducido más inquietud, sobre todo, en el mundo de la economía. Y todas aquellas empresas, cuyas sedes
sociales y fiscales se han marchado de Cataluña, tendrán sus motivos para no
volver. Quince años, pues, deambulando
del coro al caño y del caño al coro. Y sin que Trump le eche una mano al
caballero Artur. Quince años más de coste de reputación de Cataluña en el mundo
global. Quince años más de quiebra de la simpatía por Barcelona. Es lo que
puede conseguir ese botarate.
Radio Parapanda. Manuel Gómez Acosta en http://mechinales.blogspot.com.es/2017/11/catalunya-el-lustro-perdido-2012-2017.html
Radio Parapanda. Manuel Gómez Acosta en http://mechinales.blogspot.com.es/2017/11/catalunya-el-lustro-perdido-2012-2017.html
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