Mañana Raimon
cumplirá sus primeros setenta y cinco años. Que usted lo pase bien, maestro.
Buscando en mi libretilla de
notas de 2005 unos datos me encuentro con unos apuntes que tomé durante una
sobremesa con Bruno Trentin en Barcelona.
Nuestro amigo italiano contestaba a una pregunta que uno de los comensales le
hizo. El maestro planteó que, de la misma manera que se debatía anualmente el
Estado de la Nación, era conveniente hacer otro gran debate parlamentario cada
año, que él llamó «lo Stato ecologico» (el
Estado medioambiental). Es decir, una rendición de cuentas anual de cómo está
esta gran cuestión.
Ahora, con esto de la Cumbre de
París, me ha venido a la memoria. Hago mía la propuesta del viejo amigo y digo
más: una reforma de la Constitución debería decir algo al respecto. No estoy en
condiciones de precisar qué es ese algo,
¡doctores tiene la Iglesia! Lo que sí creo relativamente fácil es que en los
reglamentos de los parlamentos –empezando, naturalmente, por el europeo-- se debería fijar la obligatoriedad de dicho
debate con sus resoluciones y planteamientos como verificación del estado de la
cuestión.
¿Sería posible que alguna fuerza
política lo incluyera en su programa electoral de cara a las elecciones
generales? Téngase en cuenta que algunas de las propuestas que vienen de abajo pueden tener interés.
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