jueves, 11 de enero de 2018

Las izquierdas y sus ardores de conciencia



Las dos fuerzas políticas independentistas siguen caminando al retortero, esto es, dando vueltas de acá para allá con escaso orden y sin ningún concierto.  Ora negociando en Bruselas ora en Barcelona. No está claro qué apaño alcanzarán para la constitución de la Mesa del Parlament, una sesión que –¡ay dolor de los dolores!--  ha convocado Mariano Rajoy. Todo está en ebullición, pero es una ebullición estática: todo parece que se mueve, sin embargo sólo es, de momento, mera apariencia. El hombre de Bruselas sigue pensando en que la Generalitat es él y sólo él. Sus socios, y sin embargo adversarios de ERC, girando alrededor de la noria de Puigdemont

Las izquierdas, empero, siguen perplejas. Nos dicen lo que no harán. Y ahí se quedan. Ningún mensaje que parezca que es una aproximación al embotellamiento del problema. La izquierda reformista calla y muda se mantiene la izquierda comunera. No es un silencio prudente, es la consecuencia de la indigestión de los resultados electorales. Por otra parte, llama la atención que Podemos haya tardado en reunir a su Comisión ejecutiva. Ayer se vieron las caras por primera vez desde la celebración de las elecciones autonómicas; al tiempo que  sorprende la ausencia de Pablo Iglesias El Joven en el teatro político; sólo sus tramoyistas han estado presentes.

Me pregunto si, parodiando al filósofo del Café de Ocata, nuestras izquierdas tienen «ardores de conciencia», dejando que pase el tiempo sin decir ni oxte ni moxte.  Ahora bien, no hay que ser pesimista al por mayor, sino al detall. Tal vez todavía es pronto para que digan lo que estimen conveniente. No tarden porque el tiempo se nos echa encima. Eso sí, cuando hablen tengan en cuenta otra vez al filósofo de Ocata: «es conservador quien anda escaso de confianza».




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