jueves, 9 de julio de 2015

Vías heterodoxas de la izquierda

Nota editorial. Entro parcialmente en el  debate que inició Paco Rodríguez de Lecea en torno a la intervención de Bruno Trentin. El primer capítulo de la misma está en RELEER A TRENTIN, RELEER A GRAMSCI (1). Que ya fue comentado por el mismo Paco en ese mismo link. El mismo Paco analiza esta segunda entrega en  http://vamosapollas.blogspot.com.es/2015/07/releer-trentin-releer-gramsci-2.html



Querido Paco, dispensa que haya tardado en pegar la hebra en torno al debate que has iniciado en torno a la famosa conferencia de Bruno Trentin en el Istituto Gramsci en el ya un tanto lejano noviembre de 1997. Tampoco en esta ocasión entraré de lleno en ese debate, que pospongo a que tengamos toda la conferencia traducida. Eso no quiere decir que no considere útil tus dos comentarios, que más allá de algún que otro amigable desencuentro, considero importantes. Hay otra razón además: Trentin eleva el tono de lo que escribió en La ciudad del trabajo (http://metiendobulla.blogspot.com.es/) e introduce algunas novedades como, por ejemplo, las «paradojas» de la izquierda que tú mismo has comentado. Tan sólo diré sobre la mentada conferencia que nuestro amigo italiano no desarrolló posteriormente su contenido  --al menos que yo sepa--  por razones que desconozco; tal vez nuestro amigo Bruno Ugolini, el más profundo conocedor de Trentin bajo la capa del Sol, nos lo aclare.

Me limitaré, no obstante, a comentar brevemente la frase final de tu segundo comentario. Dices: «A la vista de dónde ha conducido el gran desfile de la izquierda ortodoxa hacia el socialismo, entiendo que puede valer la pena explorar todas esas vías secundarias, tal y como tú mismo, querido José Luis, lo has sugerido en alguna ocasión». Efectivamente, siempre he insistido en la necesidad de bucear en los escritos de los intelectuales, orgánicos o no, de la izquierda, también los de los dirigentes políticos de aquella izquierda que Trentin define como no triunfadora (non vincente). Sus exponentes, entre otros, son Karl Korsch, Rosa Luxemburgo,  nuestros amigos los wobblies  americanos con Daniel de Leon a la cabeza, los guildistas ingleses e incluso a Bruno Rizzi (del que no recuerdo si es citado por Trentin en La ciudad del trabajo).

Mi pregunta arranca de lo siguiente: sabiendo lo meticuloso que eres a la hora de escribir, porqué caracterizas la obra de estas personalidades como «vías secundarias»? En todo caso, siempre es un consuelo tildarlas así, en vez de vías ninguneadas como las trataron nuestros patriarcas de antaño. Pero, ¿podemos darles ese tratamiento – de secundariedad--  tras el fracaso, por ejemplo, del comunismo licenciado o la deconstrucción del socialismo de chichinabo que ha vuelto a ponerse de manifiesto en la actual situación griega?   

Más todavía, ¿vamos a seguir considerando como vías secundarias lo que fue realmente –en el caso de los wobblies y en el de los guildistas británicos, por ejemplo--  no sólo una aportación teórica sino una praxis concreta dentro y fuera de los centros de trabajo? Nosotros, estudiantes de Primero de Trentin, deberíamos de darles otra definición.   
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Radio Parapanda. Este blog acusa recibo de dos envíos que han llegado a esta casa: el libro del amigo Rafael Borràs Ensenyat, Precarietats, y la Gaceta sindical (reflexión y debate) número 24.


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