jueves, 25 de julio de 2013

¿UNA AMNISTÍA PARA LOS CORRUPTOS?

Oigo en una tertulia vespertina de la Cuatro el siguiente comentario de un opinador: «Dentro de dos años se va a conmemorar el cuarenta aniversario de la coronación de Juan Carlos. Un grupo de empresarios, que se ha reunido con Rajoy, ha planteado que una forma de celebrar tal fausto sería la promulgación de una amnistía para aquellos delitos fiscales y, más en concreto, de la corrupción que están afectando a la mayoría de los partidos políticos». Ni quito ni poco rey; es lo que escuché con estos oídos que se va a comer la tierra.

Ignoro si el opinador va teledirigido o está aproximadamente bien informado; desconozco si la cosa tiene una pizca de fundamento o es un bulo consciente o inconscientemente amañado. Y, por no saber, no sé si esos boletines soi disant confidenciales lo están difundiendo o, cosa distinta, propalando. Si es una patraña, no hemos dicho nada. Pero el caso es que entra dentro de lo posible.

Entra dentro de lo posible que alguien haya hecho el siguiente razonamiento, aparentemente bien intencionado o con oscuros propósitos: el proceso político español, que viene desde 1977, corre el peligro de entrar en crisis definitiva con las cárceles atestadas de gentes de alta cuna y baja cama o de manos largas amonedadas. Así pues, borrón y cuenta nueva. Amnistía, pues como dejó cantado el coplero «la mancha de la mora con otra verde se quita».

Ahora bien, en el caso de que sea cierto y se produzca, aquí podría armarse la mundial. El beato Bárcenas y sus cohortes de oficio (unos de babor, otros de estribor) en la calle podría significar la consagración del Estado de cohecho y la demolición del Estado de derecho.

¿Es apropiado decir aquí el famoso sintagma renancentista  «paciencia y barajar»? Según y cómo. Mientras tanto sigamos a Tirso de Molina que dejó dicho:

Pues paciencia y barajar,
que poco puede tardar
de Sevilla quien desea
desenmarañar este enredo
y damos a conocer.  


[La villana de Vallecas]



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