viernes, 19 de julio de 2013

OFICIO DE TINIEBLAS EN CATALUÑA: NACIONALISTAS Y SOCIALISTAS

Sepan nuestros lectores que diversas familias políticas de Cataluña –CiU, los socialistas y los republicanos--  se han coaligado en el Parlament para que Agustí Colom no pueda ser miembro de la Sindicatura de Comptes, el organismo que fiscaliza las cuentas financieras. Un conchabeo inaudito, desde luego (1).

Que CiU no quiera a Agustí Colom cae dentro de la lógica. Que a ERC haya votado en contra puede ser explicable por su intercambio de mercancías con CiU, o sea, que tiene una aproximada explicación. Y entra en el campo de la retórica interrogarse sobre la postura del Partido Popular. Ahora bien, ¿cuál es el motivo de la postura de los socialistas catalanes? Hasta ahora tanto su grupo parlamentario como la cúpula dirigente no han abierto la boca. Como diría sir Alfred Hitchcok: «Silencio, se rueda».

Pero, a falta de lo que se llama explicación de voto no tenemos más pistas o indicios que bucear en la personalidad de Agustí Colom. Este caballero es profesor de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona. O sea, profesionalmente tiene todas las trazas de estar preparado con suficiencia. Pero, ¿qué digo? Eso ya lo demostró a carta cabal en el ejercicio de sus responsabilidades como síndico anteriormente. ¿Entonces, cuál es el problema? La cosa está en que este caballero es asaz pejiguera: cree en la tarea que debe cumplir este tribunal de cuentas y, a lo largo de sus anteriores responsabilidades en la institución, ha emitido informes que provocaban ictericia en los poderes. Hablando en plata: no dio cuartelillo a ciertos escándalos financieros que se dieron en el campo de la sanidad pública catalana donde estaban implicados ciertos exponentes de la diversa zoología política catalana. Es decir, Colom no sólo era un aguafiestas sino una interferencia y la lejía contra ese barrizal al que técnicamente hay que llamarle «presunto».

Fíjense hasta qué punto este Agustí Colom es un personaje chocante que, cuando fue propuesto como síndico, hizo un comunicado público, coram populo, renunciando a su adscripción a Iniciativa per Catalunya. Esto es, lo contrario de lo que hizo Francisco Pérez de los Cobos en su comparencia en el Senado cuando fue propuesto como Presidente del Tribunal Constitucional. No contaba este Pérez que su militancia sería desvelada por los papeles del Beato Bárcenas.

Así las cosas, esta democracia está demediada por la corrupción de ciertos partidos políticos, de un lado, y por la corrosión del carácter de los organismos de control, que aparecen como prótesis de acompañamiento de tales partidos. No es,  por tanto, una crisis política sino esencialmente institucional.

Pero algo empieza a cambiar. Las manifestaciones de estos últimos días frente a algunas  sedes provinciales del Partido Popular expresan, todavía de manera incipiente, que algo empieza a moverse. En resumidas palabras, algo se mueve contra el burladero de la auto impunidad política.

Apostilla. En este caso concreto de la Sindicatura de Comptes, los socialistas han actuado de monaguillos de ese Oficio de Tinieblas liderado por Convergència i Unió.   




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