jueves, 4 de agosto de 2011

LA IZQUIERDA DEBE APRESURARSE




La sociedad española está siendo avisada de las tropelías que se pueden poner en marcha, ya de manera sistemática, por parte del Partido apostólico, si este gana las elecciones en noviembre. De una parte, la generalización de la exaltación de Franco; de otra, los atropellos de ciertas autoridades locales contra los restos de quienes cayeron represaliados por los sublevados en plena guerra civil y en los largos años que siguieron, una prueba –una de tantas-- de esto último se puede ver en Un alcalde del PP destroza una tumba de 10 fusilados por Franco y echa los restos a una fosa común. No son meros indicios abstractos sino señales potentes de lo que puede venir.


La izquierda sumergida, esa que se siente confortada no acudiendo a votar, puede ser también responsable del ascenso del parafascismo, neofascismo o simplemente fascismo el día 20 de Noviembre. Así, pues, entiendo que esa postura estética de “no votar” nos traerá, ahora, más complicaciones que nunca. Porque los avisos que vienen ni son calderilla ni presagian nada bueno. Creo, por lo demás, que ni siquiera los errores de (todas) las izquierdas justifican el abstencionismo, especialmente el que parece tener características de militancia: pegarles a ellos una patada en nuestros propios culos. El sectarismo abstencionista, se disfrace de mona o de seda, es una cretina posición que allana el camino a un partido que tiene fuertes incrustaciones fascistas.


Por otra parte, vale la pena considerar algo de cierta importancia: hay una serie de operaciones políticas que tienen la intención (ciertamente, nobilísima) de preparar un proyecto estratégico de izquierdas de largo recorrido. Estemos, pues, expectantes. Pero hay que llamarles la atención: apresúrense, porque el desafío inmediato no es para pasado mañana, sino para hoy, para ahora mismo. Pues el humus que se está creando es más que inquietante. Frente a ello, la estética del nihilismo es, dicho sin tapujos, indisimuladamente reaccionario
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