martes, 16 de agosto de 2022

Fu Manchú ataca


 

La visita de Nancy Pelosi a Taiwan fue, a mi entender, contraproducente. Ahora, la presidenta de la Cámara de Representantes de los EE.UU. debería explicar la utilidad de su viaje y los beneficios que ha traído a las hostilidades, que vienen de antiguo, entre China y Taiwan, que antes llamábamos Formosa.

Cuesta trabajo pensar que Pelosi visitó la isla por libre o por un pronto. Estas son interpretaciones subvencionadas con una clara intencionalidad política. Especialmente en estos momentos de extremada polarización política en Norteamérica; de un estremecedor pulso entre los demócratas y Trump. De un partido demócrata donde algunas de sus personalidades más relevantes tienen un interés político no coincidente con el Presidente Biden y su diplomacia.

Ahora ha vuelto a suceder tres cuartos de lo mismo: un grupo de congresistas demócratas ha visitado  Taiwan y se ha entrevistado con sus más altas autoridades. Cuesta trabajo pensar que sean versos libres, pues en esos asuntos la lírica no pinta absolutamente nada. Eso sí, nos informan, que todo ha sido de bajo nivel, de manera discreta y sin altavoces. Un encuentro recatado que --de forma querida, naturalmente--  ha salido en los medios de todo el mundo. Cierto, para eso se ha hecho.

Puede ser una diplomacia de doble personalidad. Imprudente porque atiza más las hostilidades entre China y Taiwan y entre los clientes de los hunos y los hotros. Y, por descontado, distorsiona las relaciones de la Unión Europea y los Estados Unidos.

Permitan una chispa de guasa: ¿no hay en la Unión Europea nadie que le cante la gallina a los Estados Unidos?  Porque, en caso contrario, empiezo ya a tener un cierto hartazgo de solidaridades cuando empiezan a ser equívocas.

 

No hay comentarios: