domingo, 3 de julio de 2022

«La avara pobreza de Cataluña»


Dante situó negativamente a Cataluña en su famoso endecasílabo «l´ avara povertà di Catalogna» en su magistral Divina Comedia, Paraíso canto Octavo. A partir de ese momento el verso, digámoslo así, se hizo ´viral´ en los cuatro puntos cardinales del Occidente de aquellos entonces medievales. Recientemente han hablado de ello desde Josep Pla a Joan Fuster y no sé cuántos más. Por lo que a mí respecta debo decir que nunca –y cuando digo nunca es nunca— he conocido a ningún avaro catalán. Lo que equivale a pensar no que no existan sino que un servidor no los conoce. En resumidas cuentas, Dante pudo tener motivos para tan famosa invectiva que yo desconozco. En realidad, la gran obra dantesca –que está a la altura de la Alhambra, el Quijote, Fausto, Las Meninas, la Novena sinfonía, Vértigo y el bacalao al pil pil--  es un almacén de invectivas contra todo bicho viviente. Y me he acordado de esa historia por lo que me dispongo a decir a continuación.

Recientemente se ha galardonado a dos catalanes universales: al profesor Josep M. Fradera y al director de teatro Lluís Pasqual. El primero de Mataró, el segundo de Reus.

Fradera es un reputado historiador con una amplia y documentada bibliografía. Pues bien, con la excusa de su jubilación a los setenta años la comunidad científica del ramo, española y demás, le ha hecho un gran homenaje a su obra en Madrid. Acudió la flor y la nata. Nadie en la Cataluña oficial, oficialesca y oficinista se dio por enterado. Esta Cataluña reaccionó envidiosamente pueril, como ´diciendo porque tú lo digas´. Son los celos del gacetillero diplomado. L´ avara povertà di Catalogna.

Lluís Pasqual, grande entre los grandes, recibe en el corazón de la tierra manchega el premio Corral de Comedias en el festival internacional de Teatro Clásico de Almagro. Las instituciones oficiales, oficialescas y oficinescas catalanas no se dan intencionadamente por enteradas. Lo suyo es ´el patio de mi casa es particular´.

L´avara povertà di Catalogna. Ni que fuéramos sobrados, en estos momentos de personas de ese calibre.  

  

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