Cuando
el asfalto de las calles se disfraza de diciembre para atenuar los efectos de esta calores saharianas; cuando la economía
global puede conducirnos a una situación crítica; cuando la cesta de la compra araña
nuestros bolsillos; cuando los incendios hacen su agosto ahora en Cataluña y
otros lugares, un tal Sebastià
Vergès, diputado por Junts
–Junts no se sabe para qué-- aprieta sus
esfínteres mentales y critica muy ásperamente la intervención del Ejército en
la extinción de los incendios, del Ejército de «este Estado que nos expolia».
Vergès, ingeniero de caminos. Donde se demuestra que resolver ecuaciones
abelianas es compatible con estar ido de la cabeza. Sin embargo, habrá que
intuir que si el incendio estuviera en puertas de la casa de este baladrón, él mismo llamaría a todos los Ejércitos (empezando
por el de España) incluido el Ejército de Salvación. Creo que no se trata de
doble moral, sino de faltarle una gran ferretería en la cabeza. Hasta el
mismísimo don Carlos Castilla del Pino (en la foto) tendría
dificultades en curar a este pollo pera. Con todo, la reflexión es la
siguiente: ¿cómo es posible que un personaje de estas hechuras haya llegado a
ser diputado de Junts, de Junts no se sabe para qué? En parte --y muy caricaturescamente-- podemos decir que el fracaso del procés es debido a personajes de este calibre.
Disparates
caballunos los dicen la mayoría de las fuerzas políticas. Pero esos disparates
adquieren la cima en dos fuerzas políticas, aparentemente antagónicas: Vox y Junts, Junts no se
sabe para qué. La diferencia es que los ultras carpetovetónicos elevan a categoría
política las deposiciones mentales del
lumpenariado, que no es lo mismo que el lumpen—proletariado, mientras que Junts
es el último estertor de una idea y unos mimbres que tienen una fecha, ya
escrita, de caducidad.
Ojo,
pues, con Vox. Porque está estableciendo una conexión sentimental con ciertos estratos
de la sociedad, muchos delos cuales viven en nuestro mismo bloque de pisos. Vox
quiere ser una inmensa agrupación de agraviados. Olvídense de antecedentes
históricos, que nos sirven a medias. Vea, observen y estudien ese fenómeno. Lo
de Vergès, empero, es un caso a resolver por la medicina pública.
P/S.-- Dispensen que haya estado tanto tiempo haciendo rabona: tuve un accidente muy aparatoso que me ha dejado el brazo izquierdo casi inútil. Ya me estoy recuperando.
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