viernes, 1 de octubre de 2021

Ayer murió el procés


No es aventurado afirmar que ayer murió el procés. Esquerra y los post post post convergentes no votan en el Parlament a favor de la propuesta de la CUP que pretendía la convocatoria de un referéndum unilateral por la independencia de Cataluña en esta legislatura. Podría decirse que el poder de intimidación de la CUP está en crisis, tal vez definitiva. Se puede decir que ella propició la caída de Artur Mas, impuso a Carles Puigdemont como primer jerarca de la Generalitat e inspiró, con su política de chantajes, todo el confuso itinerario político catalán de los últimos años. Ayer la CUP se quedó sin plumas y con escaso cacareo.

Que Esquerra y los post post post convergentes hayan congelado –no eliminado--  el referéndum unilateral significa que el procés es ya un cadáver y que la CUP ha dejado de ser lo que era. Nueva situación, pues, en Cataluña. Es lo que temía el hombre de Waterloo, se lo veía venir; de ahí que montara la zapatiesta en Cerdeña para volver a ser polo de referencia y mantener las esencias del procés. Al final todo ha quedado en agua de borrajas: Puigdemont ya no tiene quien le escriba.  Y es que, como señala hoy Màrius Carol, el 75 por ciento de los catalanes considera que el procés ha resultado un fracaso.  

Estupor también en la convención del nuevo—viejo Partido Popular: los mismos catalanes se están librando ellos mismos del procés. 

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