miércoles, 5 de noviembre de 2014

YO NO SOY PATRIOTA



«Cuando en Trento quisieron testimoniar su fidelidad a Italia erigieron un monumento a Dante», habla el maestro Norberto Bobbio en su diálogo con Maurizio Viroli (Dialogo intorno alla Repubblica, Laterza 2001). Una estatua a Dante que simultáneamente fue el más italiano y el menos italiano de los grandes intelectuales que en aquel país han sido. Una estatua a Dante que, como es sabido, siempre fue a contracorriente.  Después recuperaremos a este gran florentino. Ahora vamos a ciertas cosas de «los agobios diarios que sufrimos», según ha dicho Caballero Bonald, otro poeta, a quien veo cada vez más joven.

Verán ustedes: setenta y siete claustrales de la Universidad de Girona (de un total de 250) han presentado un escrito para que le sea retirada la distinción Honoris causa a Encarna Roca. Esta señora, según estos claustrales, «no ha discrepado [en el Tribunal Constitucional] en la admisión al recurso del Gobierno español contra la ley de consultas y el decreto inicial de convocatoria del 9 – N…]  A continuación el mentado grupo tilda a la señora Roca de «poco patriota». La eminente jurista puede estar parcialmente satisfecha porque no se le ha negado totalmente su patriotismo. Es solamente poco patriota. Este es un concepto tan chocante como el empleado por cierto caballero que, recientemente pillado con las manos en la masa de la corrupción, ha declarado que es «muy inocente». La magia de la palabra permite estos juegos malabares.

En esas estamos cuando se me vienen al magín estas inquietudes: ¿cual es el itinerario del patriotismo, esto es, cuándo el «poco» se transforma en totalmente patriota? ¿a través de qué categorías se puede medir lo que, en estos asuntos, es «poco», y en relación a qué? ¿dónde está el negociado administrativo que certifica cabalmente el tránsito del poco o el mucho patriotismo? ¿quién es el jefe de ese negociado? ¿dónde está la fuente doctrinal que justifica todo lo anterior?

No le den más vueltas a la cabeza: estamos ante el sectarismo –en tanto que expresión de una secta--  más viejuno, que recuerda la artificiosa división entre creyentes y no creyentes en aquellos tiempos de antañazo. Pero si la palabra tiene un sentido, hablar de creyentes y no creyentes –en este caso, hablar de patriotas, poco o mucho, y los que no somos patriotas--  significa acoger de hecho el viejuno prejuicio de que quien no tiene fe religiosa (o de patriotismo) carece de sólidos principios morales. Comoquiera que hoy no existe la Inquisición ahora se recurre al linchamiento dogmático contra quienes aquellos que discrepan de lo que yo discrepo. Mi discrepancia se convierte en un acto de patriotismo; la tuya se transforma en traición a los principios que yo he creado en mi cabeza. Y, así las cosas, el otro sólo es tolerado siempre que se acerque a lo que yo imagino y no dé por saco en demasía, entendiendo esa inconcreta «demasía» en el sentido que los patriotas quieran certificar.

De manera chocante, el señor de las tijeras –también contra las universidades catalanas--  es un patriota. El señor que reivindicaba «estructuras de Estado» era un patriota mientras iba desmontando lo público, y ahora más todavía porque exige ser un «nuevo Estado» para mayor gloria de los negocios privados. Más todavía, el señor de las tijeras niega en el Parlament de Catalunya, junto a las franquicias del Partido Popular, la adutodeterminación de saharauis, palestinos y kurdos: en casa del herrero, cuchillo de palo. Algún interés económico o de otra guisa, digo yo, habrá por medio.

Mi señor Dante: no les tenga usted en cuenta estas cosillas. Ni siquiera la actitud de estos claustrales, tampoco del  fracaso escolar en la parte –poca o mucha--  que les pueda corresponder. Mi señora doña Encarna Roca: tampoco se preocupe usted, nada se puede hacer para evitar que las moscas y moscardones revoloteen alrededor de la mierda. Haya poca o mucha. 


Radio Parapanda.-- CADORNISMO


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2 comentarios:

D.F. dijo...

Totalmente de acuerdo, en mi blog hable de los "creyentes" haciendo mencion a estos temas y totalmente de acuerdo, que no se puede llamar patriota a quien deja servicios esenciales publicos en manos de cuatro caciques con animo de lucro. Excelente articulo.

Tot Barcelona dijo...

Patria es el nombre que tapa al de estado, cuando el que gobierna quiere quedar impune.
salut