El Clan de
los Genoveses aplaude la medida de su Báñez: la delación secreta. El portavoz
de Jueces para la
Democracia , por el contrario, explica que roza la legalidad.
Se trata de
una medida gravísima, con un explícito contenido de populismo justiciero que,
de extenderse, nos llevaría a un Estado de delación. Una vuelta de tuerca más del termidorismo rampante del
gobierno que preside Mariano Rajoy, El Empecinado Chico: hacer de la ciudadanía
una caterva de sicofantes, de soplones. (Es insoportable este hedor que viene
de las sentinas del Ministerio de Trabajo).
Lo
cierto es que esta Báñez tiene una idea bastante chocante de la justicia. Sobre
ello el Magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, don Miquel
Falguera, versó en Diez
acotaciones a unas manifestaciones de la Ministra de Empleo y Seguridad Social.
No se corten y lean: «Dijo la Ministra en un acto en
Bilbao en una reunión organizada por el Círculo de Empresarios”tengo más miedo a los jueces que a los hombres de negro”.
En dichas declaraciones no se estaba refiriendo a la querella interpuesta
contra ella por el PSOE por revelación de secretos (al haber filtrado a la
prensa desde su propio ordenador oficial los datos aportados por dicho partido
en el proceso de despido colectivo en que actuaba como empresario) En realidad,
lo que venía a decir es algo así como “esos jueces quieren cargarse mi
magnífica reforma laboral”» (Es canónico decir fin de la cita). A lo que,
añade un servidor, no es ocioso recordar que dicha reforma fue redactada por un
alumno aventajado de don PP de los Cobos, el chocante presidente del Tribunal
Constitucional.
Ahora bien, dado el hartazgo de
explicaciones de naturaleza política que se están dando al respecto, ¿no sería
atinado volver la mirada a esa cofradía de moda, los psicólogos, que lo mismo planchan un huevo que fríen una corbata para que nos expliquen a qué viene
esto de la «ocurrencia Báñez?» Sea, vayamos al Olimpo de esta refitolera
cofradía.
Podría tratarse –lo diría con
cautela, naturalmente-- de una reedición
de los usos y costumbres de la niña Báñez que, en el colegio de las monjas, era
una acusica. «Madre, ha sido María del Amor Hermoso la que se tiró el peo durante la comunión». Sin embargo, la muy cuca no se chiva de los
asuntillos de su familia.
Apostilla. Por favor no se pierdan el
artículo citado de don Miquel Falguera.
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