Otro golpe de tuerca está conociendo el texto sobre la (impropiamente) llamada reforma laboral en el Parlamento. Las enmiendas que está presentando el grupo parlamentario socialista están endureciendo, más si cabe, lo que era inadmisible en el primer redactado. Especialmente en lo relativo al despido. Así las cosas, me vienen a la cabeza estos comentarios.
Primero. El berroqueño texto parlamentario muestra a las claras que el Gobierno no quería que hubiera acuerdo sobre la reforma laboral. Porque, entonces, nada explicaría –absolutamente nada-- el carácter de la propuesta de ley y la nueva dosis caballuna de las enmiendas. Comoquiera que este mundo es un pañuelo, muy pronto sabremos el itinerario sumergido de toda esta historia. Sépase que, también entre los redactores de todos los textos gubernamentales que han sido, hay un representativo grupo de voceras que –para quedar bien— empezarán a explicar los recovecos de este negocio.
Segundo. Si sorprendente es la voluntad eutanásica del Gobierno, más chocante es todavía el silencio sepulcral del conjunto del partido socialista frente a estas medidas. Hasta donde sabemos, nadie ha dicho en público esta boca es mía, sólo los más desinhibidos --en el silencio de la noche, cuando todo está en calma, según aconsejó Carlos Gardel-- susurran en la tasca de la esquina que “tal vez Zapatero se ha pasado un poquito”. Se trata de una Lacrimosa que el beodo prevé como anticipo de un réquiem anunciado. Es más, nadie –ni siquiera para cubrirse las espaldas— ha insinuado que se abriera un debate. Nadie tampoco ha recordado lo que, con Joseph Priestley, podríamos denominar el “abrazo aristocrático”, que es mucho más eficiente que el abrazo del oso. De ello hablaron, tiempo ha, aquellos caballeros (y algunas damas) de la Fabian Society.
En fin, convengamos que los deformadores (que no reformadores) laborales no tienen explicaciones convincentes que, desde el ethos de la izquierda, puedan justificar las medidas que se disponen a poner en los altares. Como muestra, ahí va este botón: el Ministro Corbacho, en un acto académico, en la Facultad de Derecho (Cuenca) exigió que las preguntas que le formulasen los asistentes … ¡debían ser por escrito! Fue lo que ocurrió el pasado 7 de julio, día de San Fermín.
Primero. El berroqueño texto parlamentario muestra a las claras que el Gobierno no quería que hubiera acuerdo sobre la reforma laboral. Porque, entonces, nada explicaría –absolutamente nada-- el carácter de la propuesta de ley y la nueva dosis caballuna de las enmiendas. Comoquiera que este mundo es un pañuelo, muy pronto sabremos el itinerario sumergido de toda esta historia. Sépase que, también entre los redactores de todos los textos gubernamentales que han sido, hay un representativo grupo de voceras que –para quedar bien— empezarán a explicar los recovecos de este negocio.
Segundo. Si sorprendente es la voluntad eutanásica del Gobierno, más chocante es todavía el silencio sepulcral del conjunto del partido socialista frente a estas medidas. Hasta donde sabemos, nadie ha dicho en público esta boca es mía, sólo los más desinhibidos --en el silencio de la noche, cuando todo está en calma, según aconsejó Carlos Gardel-- susurran en la tasca de la esquina que “tal vez Zapatero se ha pasado un poquito”. Se trata de una Lacrimosa que el beodo prevé como anticipo de un réquiem anunciado. Es más, nadie –ni siquiera para cubrirse las espaldas— ha insinuado que se abriera un debate. Nadie tampoco ha recordado lo que, con Joseph Priestley, podríamos denominar el “abrazo aristocrático”, que es mucho más eficiente que el abrazo del oso. De ello hablaron, tiempo ha, aquellos caballeros (y algunas damas) de la Fabian Society.
En fin, convengamos que los deformadores (que no reformadores) laborales no tienen explicaciones convincentes que, desde el ethos de la izquierda, puedan justificar las medidas que se disponen a poner en los altares. Como muestra, ahí va este botón: el Ministro Corbacho, en un acto académico, en la Facultad de Derecho (Cuenca) exigió que las preguntas que le formulasen los asistentes … ¡debían ser por escrito! Fue lo que ocurrió el pasado 7 de julio, día de San Fermín.
Radio Parapanda. Felicidades al blog hermano "Según Baylos" por UN AÑO DE VISITAS: JULIO 2009 - JULIO 2010
1 comentario:
Es que DON CELES DE DERECHO TAMPOCO SABE
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