La editorial de El País de hoy pone en boca (sin entrecomillados) de Cándido Méndez lo siguiente: si se fijan unos servicios mínimos abusivos, los trabajadores no los respetarán. Vaya por delante mi acuerdo con lo supuestamente dicho por el dirigente sindical, aunque más adelante introduciré una matización que –estoy más que seguro— no hace falta sacar a colación. De momento, ahí va una (aparente) digresión.
No pocos de los servicios mínimos que han puesto en marcha las diversas administraciones públicas –especialmente en huelgas de carácter general-- ha sido abusivos según han declarado a posteriori (a veces con años de retraso) los Tribunales. De un lado, han sido abusivos por su elevado diapasón; de otro lado, porque se han impuesto también en servicios que no eran esenciales para la comunidad. El objetivo de tales medidas no era otro que abortar la acción colectiva. Así lo entendió la Judicatura, aunque de poco valió dada la tardanza en emitir el veredicto. Las administraciones, en esos casos, prevaricaron y a otra cosa, mariposa. Y es que …
… la lengua bífida de las administraciones siempre se ha caracterizado por un sedicente respeto al derecho de huelga, al tiempo que ponía (ilegalmente) unos instrumentos para impedir el ejercicio de ese derecho. No sólo han sido los gobiernos de la derecha, también los de izquierda: un contagio preocupante que vendría a indicar que “el poder” (como el vino de la Asuncion) no es blanco ni tinto, ni tiene color.
Por lo tanto, no deben ser respetados los llamados servicios mínimos que violentan la legislación tanto en su amplitud abusiva como en la extensión a otros escenarios que no son esenciales para la comunidad. Ahora bien …
… el sindicalismo confederal, en estas situaciones y circunstancias, debe autorregular el ejercicio de la huelga en esos servicios esenciales a la comunidad. En los esenciales. Sólo y solamente en los esenciales. Autorregular el ejercicio del derecho de huelga quiere decir el establecimiento de un cuadro diversificado de cómo atender al personal, basado en el principio de que gestiona el conflicto quien lo convoca. En esas condiciones es necesario un fundamentado golpe de autoridad por parte del sindicalismo confederal. Más todavía, también en esas condiciones y circunstancias, quienes se encuentran en esa actividad –aunque sea paradójico— están en huelga.
Radio Parapanda. Se retransmite este informe: Recomendaciones para la mejora del Sistema Sanitario en España y LAS VOCES DE MATÍAS PRATS Y ENRIQUE MARIÑAS
No pocos de los servicios mínimos que han puesto en marcha las diversas administraciones públicas –especialmente en huelgas de carácter general-- ha sido abusivos según han declarado a posteriori (a veces con años de retraso) los Tribunales. De un lado, han sido abusivos por su elevado diapasón; de otro lado, porque se han impuesto también en servicios que no eran esenciales para la comunidad. El objetivo de tales medidas no era otro que abortar la acción colectiva. Así lo entendió la Judicatura, aunque de poco valió dada la tardanza en emitir el veredicto. Las administraciones, en esos casos, prevaricaron y a otra cosa, mariposa. Y es que …
… la lengua bífida de las administraciones siempre se ha caracterizado por un sedicente respeto al derecho de huelga, al tiempo que ponía (ilegalmente) unos instrumentos para impedir el ejercicio de ese derecho. No sólo han sido los gobiernos de la derecha, también los de izquierda: un contagio preocupante que vendría a indicar que “el poder” (como el vino de la Asuncion) no es blanco ni tinto, ni tiene color.
Por lo tanto, no deben ser respetados los llamados servicios mínimos que violentan la legislación tanto en su amplitud abusiva como en la extensión a otros escenarios que no son esenciales para la comunidad. Ahora bien …
… el sindicalismo confederal, en estas situaciones y circunstancias, debe autorregular el ejercicio de la huelga en esos servicios esenciales a la comunidad. En los esenciales. Sólo y solamente en los esenciales. Autorregular el ejercicio del derecho de huelga quiere decir el establecimiento de un cuadro diversificado de cómo atender al personal, basado en el principio de que gestiona el conflicto quien lo convoca. En esas condiciones es necesario un fundamentado golpe de autoridad por parte del sindicalismo confederal. Más todavía, también en esas condiciones y circunstancias, quienes se encuentran en esa actividad –aunque sea paradójico— están en huelga.
Radio Parapanda. Se retransmite este informe: Recomendaciones para la mejora del Sistema Sanitario en España y LAS VOCES DE MATÍAS PRATS Y ENRIQUE MARIÑAS
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