viernes, 26 de agosto de 2022

¿Internacionalismo? Anda ya!


 

¿Sirven para algo las organizaciones supranacionales ya sean políticas como sindicales? Yendo por lo derecho: qué hacen los grupos parlamentarios europeos o la misma Confederación Europea de Sindicatos? No quiero ser más gruñón de lo debido, pero tengo para mí que tales organismos, precisamente en estos momentos tan críticos, son –dispensen ustedes el malhumor-- pura filfa.

Desde la fundación, cada una a su tiempo, de las estructuras mencionadas Europa ha pasado momentos complicados. Pues bien, con la excepción de Emilio Gabaglio, al frente de la Confederación Europea de Sindicatos, nunca se supo qué utilidad tenían tales organismos supracionales, hecha la excepción de servir como cementerio de elefantes o poblar tales ínsulas baratarias.

Vivimos momentos terribles en la vieja Europa. Por ejemplo, ¿qué nos dice la CES a las estructuras sindicales nacionales? O bien, el Partido Popular, a través de su permanente incordio a Pedro Sánchez, se enfrenta a las políticas europeas de ahorro energético. Ni unos ni otros dicen ni pio. Cada sindicato de cada Estado nacional se las compondrá como buenamente pueda y sepa, y el Partido Popular tampoco recibirá un coscorrón en su colodrillo por parte de su euro grupo parlamentario.

Así las cosas, quien tiene más que perder son las izquierdas. Unas izquierdas  que siempre tuvieron en su denominación de origen un déficit de internacionalismo. De todo ello ya nos advirtió hace años aquel león del  comunismo italiano, Palmiro Togliatti, en su famoso testamento, El Memorial de Yalta. Al menos, mi generación podrá decir: «Aré lo que pude».

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