martes, 26 de abril de 2022

Pongamos que hablo de Yolanda Díaz


 

Están pasando cosas en el mundo que obligan a Yolanda a darnos, como mínimo, un anticipo de su proyecto. No es conveniente que nuestro personaje siga procastinando.  Tanta tardanza podría llevar a la depreciación de dicho proyecto y, por consiguiente, a la pérdida de una posible oportunidad. Sí, están pasando cosas, cosas muy significativas e importantes.

Sin ánimo de ser exhaustivo: la cruel guerra de Putin contra Ucrania; por tercera vez Le Pen ha conseguido estar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, alcanzando ahora la importantísima cota de casi el 42 por ciento del electorado; la entrada de Vox en el parlamento de Castilla—León; la convocatoria de elecciones en Andalucía que pilla a las izquierdas con los meado en el vientre; las apreturas del gobierno de Pedro Sánchez; la inflación que parece desbocada… Mientras que en Hong Kong miles y miles de contenedores hacen en la siesta en el puerto, taponando los circuitos de distribución.

No estoy diciendo que Yolanda pueda resolver tan descomunal quilombo. Simplemente me limito a bosquejar en qué mundo estamos aquí y ahora. Y más concretamente: ese contexto poco halagüeño necesita cuantas señales de mejoría, por modestas que aparentemente sean de menester. Pero, además y por si fuera poco, estamos en otro momento en que las izquierdas parecen tener anorexia: la hecatombe de la izquierda tradicional en Francia, la patológica división entre los hijastros de Putin y el resto de la izquierda; la dimisión del candidato de la sedicente izquierda alternativa andaluza, el reputado profesor José Antonio Pérez Tapias, agobiado porque en las redes sociales los hijastros de Putin le pusieron como un pingo, porque defiendo el derecho de Ucrania a defenderse con sus armas y las que le lleguen solidariamente.

Cierto, si Yolanda presenta su proyecto –o, al menos, da un anticipo— no se arreglaría el mundo. Pero un modesto hálito de esperanza –una novedad positiva—aclararía algo. Con todo, si el proyecto se retrasara ad calendas graecas cundiría la sospecha de que el proyecto de Yolanda es ella misma.   

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