domingo, 11 de diciembre de 2016

¿Cuándo «se fue» Pedro Sánchez?


Hasta las personas con fama de ponderadas y sensatas pueden ser aproximadamente unos embusteros. Pongamos que hablo de Ramón Jáuregui.

Lo cierto es que Jáuregui siempre se destacó por no decir una palabra más alta que otra. Educado, cortés y poco amigo de estridencias. Y en no pocas ocasiones ha destacado por una encomiable sutileza. Sin embargo, cuando más se necesita el temple, cuando es preciso entrar en el fondo del fondo de los problemas –o sea, en estos momentos tan lacerantes para su partido--  nuestro hombre desautoriza su biografía y sale por unas extrañas peteneras.

Veamos, a una pregunta del diario La Vanguardia, a Jáuregui se le achica el cerebro (1). Y le niega el pan y la sal al futuro de Pedro Sánchez. Nada habría que objetarle al sofisticado Jáuregui, pues las opiniones son libres. Pero de la misma forma que tiene todo su derecho a decir pitos o flautas sobre Pedro Mártir, también y, sobre todo, le es exigible que no meta de matute mentirijilla alguna. Porque la razón que esgrime es: «Primero, veo difícil sostener un liderazgo futuro sobre un líder que se marchó».

De creer a Jáuregui habríamos de convenir que un día determinado Pedro Mártir hizo las maletas y, tomando las de Villadiego, desapareció voluntariamente del mapa. Sin embargo, sabemos de buena tinta que las cosas fueron de una forma ligeramente distinta. A don Pedro, con razón o sin ella, los galápagos de bajo campanario le montaron una Gestora, y bajo el áspero lema de «esto es lo que hay» lo dejaron a la intemperie. A él y a sus encofradores.

Primera consideración: Jáuregui, que estaba allí –en Ok Ferraz--  nos quiere dar gato por liebre. Segunda: a nadie se le ha ocurrido mencionar la asimetría entre una elección a secretario general y su deposición mediante un sinedrio restringido. Pero esto último es harina de otro costal.

Eso sí, Jáuregui ha tenido la delicadeza de no relacionar en la entrevista a los «dioses del socialismo» y su manto protector con la dama meridional. Mientras tanto, los romanos y los cartagineses de esta reyerta comparten el mismo himno, Nessun dorma. Para información de ambas banderías diremos que tan afamada aria (Turandot, Puccini) la estrenó el gran Miguel Fleta en La Scala de Milán bajo la dirección de Arturo Toscanini. Fue el 25 de abril de 1926.  


Conclusión: en tan bizarra batalla debe ganar quien más limpieza acumule. Sin trolas, por favor. 

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