viernes, 21 de septiembre de 2012

CUANDO EL CINCO POR CIENTO SE CONVIERTE EN NUESTRO CIEN POR CIEN


Homenaje a Giuseppe Di Vittorio



Siguen las Conversaciones sobre Catalunya


Queridos Carlos Arenas y Javier Aristu:


Algunos amigos, ciertos conocidos y saludados de diverso pelaje  nos achacan a los tres que hemos puesto toda la carga de nuestras observaciones críticas en la responsabilidad de las izquierdas a lo largo de nuestro debate. Es decir, que casi hemos marginado y exculpado a las derechas carpetovetónicas y catalanas en todo esta fenomenal zahúrda en la que nos encontramos. Les dije a nuestros interpelantes que –más allá de los contrastes que tenemos entre nosotros— no era esa nuestra intención. Les sugerí que abandonaran esa costumbre snob de leer en diagonal, que es una costumbre pija muy extendida. Pero, intrigado por tales observaciones, volví a leer toda nuestra conversación. No veo que hayáis exculpado a las derechas, ni tampoco es mi caso. Es más, entiendo que –desde ópticas no siempre coincidentes— nos hemos decantado por los consejos de Giuseppe Di Vittorio que, como sabéis, es el padre, el hijo y el espíritu santo: el padre, porque creó el sindicalismo italiano de nueva planta; el hijo porque fue crucificado por Togliatti, aunque no esperó el tercer día para resucitar; y el espíritu santo porque iluminó el movimiento de los trabajadores.

Cuando el sindicato de Di Vittorio, la CGIL, perdió las elecciones en la Fiat en 1955 todos le echaron la culpa a los Agnelli y a los otros sindicatos. Di Vittorio –una vez más enfrentado a su partido, el PCI— dijo en una asamblea multitudinaria, más o menos, lo siguiente: supongamos que ellos tienen el 95 por ciento de la culpa de nuestra derrota; pues bien, ese cinco por ciento que nos afecta a nosotros se convierte en nuestro cien por cien.   Captaron el mensaje y aquella derrota fue la base del resurgimiento de la CGIL. En definitiva, hay situaciones en que el cinco por ciento se convierte en el cien por cien.

Bien, queridos amigos, todo indica que en breve se anticiparán las elecciones en Catalunya. Posiblemente será tras las elecciones vascas y gallegas. De momento, excepto Convergència i Unió, todas las formaciones políticas andan tartajeando. Ya veremos qué planteamiento hacen las izquierdas. Es decir, en qué prioridad sitúan la cuestión social. Por cierto, también podremos ver hasta qué punto los convergentes hablan meridianamente claro o siguen recurriendo a las metáforas.

Por último, sería interesante que, en toda esta conversación, pudiera intervenir el amigo Josep Maria Fradera, un reputado historiador aproximadamente maldito para los nacionalistas.  Pocos como él han escrito sobre el filisteísmo de la burguesía catalana del siglo XIX.

Postdatilla. Querido Carlos, un servidor llegó a Mataró el 5 de agosto de 1965. O sea, cuando tú viniste a estudiar a Barcelona, a principios de los setenta, ya me había echado un par de novias en la capital del Maresme.  Años más tarde apadriné, en clandestinidad, el ingreso de Josep Maria Fradera en el PSUC, a quien llamábamos cariñosamente Pepis.        

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