El año que viene se celebrará el cincuenta
aniversario de Comisiones Obreras de Cataluña y, con toda seguridad, también en
muchos lugares de España. En 1964 se constituyen formalmente las primeras
estructuras, más o menos, informales que llamábamos coordinadoras en algunos
sitios y en otros inter ramas. Pero la lucha venía de muy atrás y las primeras
comisiones obreras (así, en minúscula), también.
Nosotros hemos cultivado el «mito
fundacional» de Comisiones Obreras situándolo en una mina asturiana, La Camocha , en enero de 1957.
¿Tiene sentido esta ab
urbe condita? Claro que sí. Trataré de explicarme.
Hay
abundante literatura historiográfica (en castellano y catalán, en inglés e
italiano) que explican las luchas de los trabajadores españoles durante los
años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, sus formas de lucha y de coordinación
de aquellas huelgas y movilizaciones. Todas ellas hablan, desde mediados de los
cincuenta, de la emergencia de un nuevo movimiento obrero que, en cierta
medida, se «ha refundado». En aquellas acciones colectivas hay ya experiencias
muy sofisticadas en Cataluña y Madrid, en Euzkadi y Sevilla que anticipan lo
que, más tarde (a partir del 64) será el código genético de Comisiones Obreras.
La pregunta es, pues: ¿qué representa La Camocha ? El reputado historiador Rubén Vega ha
escrito abundamente sobre el particular y a ello me remito. El «mito
fundacional» de La Camocha
es el punto de inflexión entre la protohistoria de Comisiones Obreras y la
nueva fase que anuncia La Camocha
para el nuevo movimiento obrero. Es, al igual que Mozart, la condensación más
acabada del periodo anterior y el heraldo de lo nuevo.
Fue
una huelga larga decidida públicamente, esto es, no clandestina, apoyada masivamente
por la ciudadanía asturiana, acompañada por amplias manifestaciones de masas. Su
dirección es unitaria, su líder más popular es Casimiro
Bayón, padre fundador del nuevo movimiento obrero español.
Este es el mito no mito de La Camocha. De
él se ha hablado largo y tendido: de su honestidad y combatividad, pero no se
ha dicho lo que acompaña a esas dos virtudes, su sabiduría. Casimiro Bayón o el
Mozart del movimiento obrero.
Y
del «mito fundacional» (que no es mito) pasamos al cincuenta aniversario. Doctores
tiene la iglesia para trazar el programa de los necesarios festejos. Por mi
parte, me limitaré a hacer una sugerencia. Tal vez, una manera acorde con
aquellos primeros andares de Comisiones Obreras sea la apertura de un debate
sobre qué debe entenderse por esa «refundación del sindicato» que ha apuntado
enfáticamente Ignacio Fernández Toxo.
Y
mientras tanto les dejo, en homenaje a Bayón, lo que se dice en Metiendo
bulla: REVISITANDO LOS ORIGENES DE COMISIONES ...
1 comentario:
Buenas tardes señor López Bulla. Soy estudiante de Master de Historia, alumno del doctor Andreu Mayayo y me gustaria poder comunicarme con usted de forma más privada. ¿Me puede pasar algun correo para que me ponga en contacto con usted de manera privada?
Publicar un comentario