viernes, 20 de julio de 2012

EL PULSO DE LA CALLE


Homenaje a Manuel Serra i Moret 





Cerca de las diez y cuarto de la noche suena mi telefonillo móvil. Rafael Rodríguez Alconchel, de santaferina natío, me envía un mensaje: “en la Gran Vía del Azúcar somos más de treinta mil personas”. Es el pulso de la ciudad granadina del trabajo y sus amistades. Leo las crónicas, ya esta mañana, y en toda la ciudad del trabajo de España pasa tres cuartos de lo mismo. Como es natural, los medios hablan del gentío, aunque en el fondo lo que destaca es un cierto oscurecimiento de la participación, escondida en un genérico y equívoco “miles de personas”. ¡Ay gentes de letras, que aparentáis ignorar que, tras las unidades, vienen las decenas y, después de éstas, no menos engalanadas, vienen las centenas! ¡Ay gentes de letras que presumís de no conocer lo que viene después de la regla de tres simple!

Es natural que destaque en la información publicada el clamor de la ciudad del trabajo –o más bien, la ciudad de los trabajos— de las grandes capitales. Yo, como en otras ocasiones, me permito llamar la atención de la acción colectiva de esas pequeñas ciudades que, al igual que las grandes, se echaron a la calle. Pongamos que hablo de Pineda de Mar, a cincuenta kilómetros de Barcelona. Trabajadores de los diversos sectores –especialmente sanitarios y enseñantes, trabajadores de la administración local y carteros— lucían sus pegatinas, coreaban consignas y pitaban. A su paso por la calle Doctor Bertomeu, la arteria principal de la ciudad del trabajo, algunos turistas aplaudían a los manifestantes. Exactamente, el pulso de la calle de la ciudad del trabajo.

Por supuesto, vamos a valorar como corresponde esta oceánica manifestación en todo el país. Que no era una masa indistinta, sino personas concretas, de carne y hueso, que se sentían agredidas por las políticas económicas del gobierno y sus virreyes autonómicos. Que se sentían directamente implicadas en la respuesta al neoliberalismo de Estado, a sus contenidos y a sus formas. Cierto, vamos a valorar todo lo que ocurrió ayer, día 19 de julio. Pero, todavía es más importante, ese movimiento de acción colectiva sostenida que viene desarrollándose desde hace unos años en la ciudad del trabajo. Cuyos rasgos más visibles, desde mi punto de vista, son: la masividad in progress de ese movimiento, la unidad social de masas y la reunificación de lo que se iba moviendo por su cuenta en una acción colectiva común. Es decir, desde “por lo mío” y lo “nuestro” hacia por lo de todos. Más o menos lo que expresó Joan Manuel Serrat, un día antes de la manifestación de Barcelona, al lado de su compadre Joaquín Sabina: “Sí, es importante moverse por lo de cada cual, pero lo es más hacerlo por lo de todos”. O lo que afirmó esa gran dama del teatro que es Rosa Maria Sardá, al terminar la función de anoche, al dirigirse al público desde el escenario: “Si no hubiera tenido función, estaría ahora en la manifestación”.

La respuesta masiva de la ciudad del trabajo y sus amistades es claramente de respuesta a las medidas de la motosierra gubernamental y a sus formas de expresión. Pero no es ya una respuesta resistencial: tiene un componente de nobleza política en la exigencia de una consulta a la población, de ese referéndum que exigen los sindicatos. Estamos, pues, ante el nacimiento –todavía no explicitado lo suficientemente masivo,  pero ya claramente indicador--  de un vínculo entre la denuncia de las medidas (demoledoras para la condición concreta de la persona que trabaja, quiere trabajar y no puede, la de los jubilados) y del fraude de la victoria electoral del Partido popular: por la estafa del programa prometido y de las razones que están dando ahora para no cumplirlo. La denuncia de este fraude electoral es una novedad que indica que la ciudad del trabajo está in vigilando.

A retener que, en dirección contraria, la relegitimación del sindicalismo es evidente en el terreno cualitativo. Ahora bien, ¿no es este el momento de enhebrar la aguja para proponer, con formas concretas, un incremento de la afiliación? ¿No es el momento de que cada afiliado lleve en la mano una libretilla solicitando al que tiene al lado que se afilie? Lo digo porque siempre tuve la siguiente obsesión: el éxito de los procesos de movilización, se miden también por los niveles de compromiso estable de hombres y mujeres con las organizaciones que están al frente de tales procesos, máxime cuando son sostenidos, casi fisiológicos.    
  

1 comentario:

Unknown dijo...

haig de dir que les seves paraules m'han emocionat,la mateixa emoció que vaig sentir ahir en veure que la gent ens aplaudia durant el decurs de la manifestació,un acte reivindicatiu sorgit del poble i organitzat en 3 dies!! Per mi la cosa mes important que es va demostrar ahir es que 'quan volem podem' i que units tenim la força necesaria per fer tot el que somiem!! No ens parara! Perqué els temps estan canviant !!!!