La victoria del Partido popular ha sido de las que hacen época; el descalabro del Partido socialista ha sido, como estaba previsto, espectacular así en sus tradicionales graneros como donde lo eran menos. El significativo incremento de votos a la izquierda alternativa (sin lugar a dudas merecido) no puede, sin embargo, compensar la debacle socialista. Así pues, se abre un nuevo recorrido en la relación de fuerzas en nuestro país.
A partir de ahora surgirán voces, cerca o lejos del Guadalquivir –que diría García Lorca— afirmando: este ciclo de la derecha será largo, las izquierdas inician una larga caminata por el desierto. Es lo normal tal como ha ido la cosa ayer domingo. Sin embargo, tanto en el artificio político como en la ciencia matemática una gota de agua más otra gota no son necesariamente dos gotas.
En efecto, las cosas no pintan bien. Pero no sabemos a ciencia cierta cuántos kilómetros tendrá la caminata de las izquierdas. De manera que parodiando a don Umberto Eco: ni apocalípticos ni sepultados. Simplemente derrotados.
El itinerario, largo o muy largo, de las izquierdas dependerá (sólo y solamente) de ellas mismas. Esto es, de cómo valoren los resultados; de la capacidad honesta de autoverificación de las causas que le han llevado a tan gran estropicio: “la culpa, querido Casio, no es de las estrellas, es de nosotros mismos”; también de la regeneración y renovación de su proyecto. Y, ¿habrá que repetirlo ad nauseam, del tipo de relaciones que establezcan entre sí ese conjunto de islas separadas que son las izquierdas en la actualidad; por supuesto, de la manera de compartir vínculos, formales e informales, con la trama de movimientos sociales que todavía se mueven aunque sea en tropel.
O sea, que ponerse a recitar ¡Ay de mi Alhama! sólo será un tan patético como paralizante desahogo. Por lo tanto, llórese cuarenta y ocho horas, pero seguidamente denle vueltas a la cabeza y ábrase la caja de hacer el encaje de bolillos.
La izquierda alternativa no debe esperar la construcción de su propio itinerario sobre las astillas del PSOE. La autoreconstrucción de la izquierda alternativa vendrá de ella misma o no vendrá por las derrotas de otros. Creo recordar que eso es lo que pasó siempre.
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