En la foto: un asombrerado Carles Navales (q.e.d), Rosa María y su marido (Quim González), con boina un anciano que pasaba por allí.
En julio de 2009 un grupo de estudiosos elaboraron un informe, La diversitat en el sindicat, publicado por el CERES (1). Se trata de una investigación sobre los rasgos demográficos y ocupacionales, los valores y la participación en Comissions Obreres de Catalunya. Se trata, a mi entender, de un valioso documento que, a buen seguro, está en las mesas y pupitres de los grupos dirigentes.
Ayer hacíamos algunos (insuficientes) pespuntes sobre la cuestión juvenil en el sindicalismo confederal y, concretamente de CC.OO., a propósito de la noticia que daba en su blog el amigo José María Izquierdo sobre la Escuela de Verano del sindicato extremeño. Pues bien, cogiendo el rábano por las hojas, vamos a seguir dándole vueltas a la cabeza, aunque también de manera no menos insuficiente que ayer.
Los autores del libro, estamos hablando del año 2008, nos dicen –en la página 28— que hasta la edad de 24 años los mozuelos representan el 1 por ciento de la afiliación y las chicas el 1,5 por ciento; de 25 a 29 años, los primeros son el 5,9 por ciento y ellas el 8,7 por ciento. Con respecto a los años anteriores los jóvenes han avanzado un 1 por ciento y las chicas un 4,5 por ciento. Lo que indicaría hasta qué punto, comparado con el gráfico de la población asalariada de Catalunya (que mi torpeza en el gobierno de este chisme tecnológico impide trasladar a esta página), este colectivo juvenil está (sub)representado en el sindicato. Posiblemente esos datos han mejorado en los últimos cinco años, pero no parece posible que hayan sido muy llamativos.
Así pues, nos encontramos ante un cierto callejón (que, de momento es) un tanto oscuro: el nivel de afiliación de la muchachada es tan bajo que no es capaz de establecer cambios substanciales en la estructura etaria de la representación y, a su vez, esta estructura no propicia el incremento de la afiliación al sindicato. ¿Una pescadilla que se muerde la cola? ¿Cómo romper esa tendencia, agravada por la contumaz ley de los demógrafos de Parapanda que afirman tan panchos que “cada año que pasa somos un año más viejos”? Doctores tiene la casa, por supuesto. Pero algo, de manera urgente, es necesario poner en marcha. Que vaya en dirección de primar cualitativamente a la juventud en todos los niveles de la representación, así en el interior como fuera del ecocentro de trabajo. Hay que salir de ese callejón oscuro, mal iluminado y fuera de la city. Así pues, no es una estridencia plantear que la juventud debe invadir la representación sindical.
La coartada que hemos oído afirma que la juventud no es una condición para propiciar los procesos renovadores del sindicalismo. Pero dicho alibí no dice que la senectud tampoco es condición alguna para el refresco de la casa. Por lo tanto, in dubio pro reo.
(1) El estudio, coordinado por Pere Jódar, cuenta con los trabajos de Ramon Alós, Sergi Vidal, Luis Ortiz y Daniel Garrell. [No figura mujer alguna, todo hay que decirlo]
Ayer hacíamos algunos (insuficientes) pespuntes sobre la cuestión juvenil en el sindicalismo confederal y, concretamente de CC.OO., a propósito de la noticia que daba en su blog el amigo José María Izquierdo sobre la Escuela de Verano del sindicato extremeño. Pues bien, cogiendo el rábano por las hojas, vamos a seguir dándole vueltas a la cabeza, aunque también de manera no menos insuficiente que ayer.
Los autores del libro, estamos hablando del año 2008, nos dicen –en la página 28— que hasta la edad de 24 años los mozuelos representan el 1 por ciento de la afiliación y las chicas el 1,5 por ciento; de 25 a 29 años, los primeros son el 5,9 por ciento y ellas el 8,7 por ciento. Con respecto a los años anteriores los jóvenes han avanzado un 1 por ciento y las chicas un 4,5 por ciento. Lo que indicaría hasta qué punto, comparado con el gráfico de la población asalariada de Catalunya (que mi torpeza en el gobierno de este chisme tecnológico impide trasladar a esta página), este colectivo juvenil está (sub)representado en el sindicato. Posiblemente esos datos han mejorado en los últimos cinco años, pero no parece posible que hayan sido muy llamativos.
Así pues, nos encontramos ante un cierto callejón (que, de momento es) un tanto oscuro: el nivel de afiliación de la muchachada es tan bajo que no es capaz de establecer cambios substanciales en la estructura etaria de la representación y, a su vez, esta estructura no propicia el incremento de la afiliación al sindicato. ¿Una pescadilla que se muerde la cola? ¿Cómo romper esa tendencia, agravada por la contumaz ley de los demógrafos de Parapanda que afirman tan panchos que “cada año que pasa somos un año más viejos”? Doctores tiene la casa, por supuesto. Pero algo, de manera urgente, es necesario poner en marcha. Que vaya en dirección de primar cualitativamente a la juventud en todos los niveles de la representación, así en el interior como fuera del ecocentro de trabajo. Hay que salir de ese callejón oscuro, mal iluminado y fuera de la city. Así pues, no es una estridencia plantear que la juventud debe invadir la representación sindical.
La coartada que hemos oído afirma que la juventud no es una condición para propiciar los procesos renovadores del sindicalismo. Pero dicho alibí no dice que la senectud tampoco es condición alguna para el refresco de la casa. Por lo tanto, in dubio pro reo.
(1) El estudio, coordinado por Pere Jódar, cuenta con los trabajos de Ramon Alós, Sergi Vidal, Luis Ortiz y Daniel Garrell. [No figura mujer alguna, todo hay que decirlo]
Comentario de Jorge Carrillo Menéndez en facebook: Jorge ha escrito: "Yo creo efectivamente que el problema de la juventud en el Sindicato es la pescadilla que se muerde la cola,... y algo más. Los que ocupamos cargos tenemos tendencia a pensar que los imprescindibles somos nosotros. Y nos resistimos a nuestra sustitución. En mi sector - el aéreo - tuvimos que sustituir la dirección de la sección sindical más grande -entonces 1500 afiliados - y promocionamos a jóvenes, sin exoperiencia. La media de edad de los dirigentes pasó de los 55 a los 32 años, y la afiliación supera ya los 2000! Y los que vienen son casi todos jóvenes de entre 20 y 30".
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