Es posible que el partido de Zapatero no esté en condiciones de aconsejar adecuadamente a este hombre tan montaraz. Sumidos como están sus dirigentes periféricos en los atolondrados procesos de elecciones primarias (Madrid, País Valencià) o la soterrada lucha para la confección de las listas electorales en Catalunya –con el Ministro de Trabajo chicoleando en vez de atender su negociado--, lo cierto es que nadie cae en la cuenta de que el presidente del gobierno está entrando en una fase de neobonapartismo acelerado. En esta nueva circunstancia, la principal responsabilidad está en el partido: nadie hasta la presente ha sugerido a Zapatero que no se dirija tan rápidamente al precipicio. Que Zapatero es un echao p´alante, era cosa sabida por los diversos linajes socialistas. Pero esa llamativa condición es la que está concretando: 1) un conjunto de medidas antisociales de gran calado; 2) una indistinción macroscópica entre estas disposiciones y las tradicionales medidas que las respectivas derechas han preconizado y, en ciertos lugares, han puesto en marcha. Por ejemplo, lo que está ocurriendo con las pensiones de nuestros jubilados y ancianos.
¿En qué cabeza, medianamente sensata, cabe que incluso las fuerzas de la derecha exijan repetidamente en el Parlamento que no se recorten las pensiones para el próximo año y, tras ganar las sucesivas votaciones, el Gobierno (Corbacho, candidato a las elecciones catalanas es el responsable del negociado) se niega a reconsiderar la medida? Y, más todavía, el mismo gobierno ha utilizado una figura de casquería jurídica para evitar que la oposición le cuele una propuesta contraria a la congelación de las pensiones. Casquería jurídica, decimos, como un elemento más de ese neobonapartismo del que hablábamos. Una situación chocante, mientras que dirigentes periféricos socialistas acumulan callos en el dedo índice de tanto darle al sms con leyendas encontradas: “vota Trini”, “vota Tomás”.
Ahora bien, el dato distintivo no es tanto la aparición del neobonapartismo como el espectacular (y veloz) cambio de metabolismo de las ideas de Rodríguez Zapatero, esto es, en la rápida adopción, como propias, de ideas ajenas sin reflexión mediante. Entiéndase, ideas ajenas que venían de la acera de enfrente.
¿En qué cabeza, medianamente sensata, cabe que incluso las fuerzas de la derecha exijan repetidamente en el Parlamento que no se recorten las pensiones para el próximo año y, tras ganar las sucesivas votaciones, el Gobierno (Corbacho, candidato a las elecciones catalanas es el responsable del negociado) se niega a reconsiderar la medida? Y, más todavía, el mismo gobierno ha utilizado una figura de casquería jurídica para evitar que la oposición le cuele una propuesta contraria a la congelación de las pensiones. Casquería jurídica, decimos, como un elemento más de ese neobonapartismo del que hablábamos. Una situación chocante, mientras que dirigentes periféricos socialistas acumulan callos en el dedo índice de tanto darle al sms con leyendas encontradas: “vota Trini”, “vota Tomás”.
Ahora bien, el dato distintivo no es tanto la aparición del neobonapartismo como el espectacular (y veloz) cambio de metabolismo de las ideas de Rodríguez Zapatero, esto es, en la rápida adopción, como propias, de ideas ajenas sin reflexión mediante. Entiéndase, ideas ajenas que venían de la acera de enfrente.
Radio Parapanda. Lean, lean LA MANIA DE LOS RANKINGS, LAS MENTIRAS Y JUSTIFICACIONES DE LO INJUSTIFICABLE (A propósito de la reforma) Es un trabajo de don Joaquín Aparicio.
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