martes, 22 de noviembre de 2011

EN TIEMPOS DE ZOZOBRA HAY QUE RENOVARSE

El PSOE no tendrá las cosas fáciles durante esta legislatura. Su principal argumento a lo largo de los dos últimos años ha sido este: lo que estamos haciendo y lo que haremos no se basa en el interés del partido sino en el de España. Ha sido la coartada para una gestión desacertada de la crisis económica. Esta ha sido la argumentación-burladero para poner en marcha una serie de putativas reformas que, además, intentaban argumentar que ellas serían elementos correctores de la crisis económica y, sobre todo, que harían desistir la bulimia de los mercados. Lo que no ha sucedido, ni podía suceder. Con tamaña dogmática el PSOE se ha encadenado también para esta legislatura.

De manera que, cuando desde las bancadas socialistas arremetan (ya veremos cómo lo hacen) contra las medidas del Partido popular, la respuesta la tendrán cantada: “hacemos tres cuartos de lo mismo que ustedes llevaron a cabo”. Es más, tal vez podrían afirmar que el interés de España no cambia con la mudanza de gobierno”. En esas condiciones lo único que habrá cambiado es el burladero que ha pasado de estar en sol y sombra para ser, ahora, de sombra. Tan sólo quedaría la voz autorizada, y sin ningún tipo de coartadas, de la izquierda que ha visto premiado su praxis así en la calle como en el parlamento. Pero esta voz no es suficiente. Cayo Lara lo ha dicho con austeridad románica: “Nosotros no podemos hacerlo todo”.

El PSOE tiene que desembarazarse de su inmediato pasado. Veremos en qué queda el desarrollo de su congreso: si es una rutinaria operación con los mínimos aderezos del disimulo o es una cesura capaz de abrir un nuevo iter en la política española. Ahora bien, dicen las cosas de la vida que cuando hay grandes desperfectos no se está en las mejores condiciones para proceder a renovarse. Lo que inspiró a un aguerrido Loyola a pontificar que “en tiempos de zozobra es mejor no hacer reformas”. Pero ni la tradición es una ciencia ni Loyola lo dijo inspirado por la Santa Paloma. Es decir, no conocemos teorema alguno que valide lo que susurra la tradición ya sea interpretada chusqueramente como por Loyola.

El problema está en lo que quiera ser el PSOE, porque de ahí vendrá un proyecto –sabiendo que un proyecto no es una suma de retales— y un radicalmente nuevo grupo dirigente que no haya estado implicado hasta las cejas (aunque lo haya estado hasta las ingles) en lo que ha sido ese subjetivo interés de España.

¿Qué por qué me meto en camisa de once varas? Pues porque a mis sesenta y ocho años no quiero que me amarguen demasiado la vejez. O sea, siguiendo el mensaje paulino, la caridad empieza por uno mismo.


Radio Parapanda. Democracia y crisis: salir de Termidor (A propósito de un libro de Gerardo Pisarello)



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