jueves, 31 de marzo de 2022

¿Qué hay de lo mío y los impuestos?


 

Parece que atravesamos una época en que el razonamiento político ha sido substituido por la consigna a palo seco; la consigna entendida como un avecrem donde se condensa un intento de programa, reducido a una astrosa aljofifa. Pongamos como ejemplo la recurrente consigna de «¡bajar los impuestos»!, auténtica vulgata de las derechas de taberna. Todo se reduce, si ustedes han caído en la cuenta, a un eructo retórico, que los interesadamente indocumentados elevan a dogma. Es un mocosuena—mocosuena que las derechas de taberna usan a destajo, que propalan venga o no a cuento. No es un caso exclusivamente español, pero es aquí donde adquiere mayor estridencia, mayor indocumentación.

A mi entender, la obsesión que la derecha tabernaria tiene por la bajada de los impuestos obedece a dos motivos: 1) que es lo único que se les ocurre, precarios como están de una política económica, digna de ese nombre; y 2) que ese latiguillo –bajar los impuestos--  tiene una relación directa con un inaceptable y tosco sentido común, que relaciona  menos impuestos con mayor poder adquisitivo. Lo que no quita que cada cual –individual o agremiado en cáfilas diversas--  pida a continuación al Estado «¿qué hay de lo mío»? Lo uno y lo otro es una inecuación irresoluble. Porque, entonces, ¿de dónde salen los dineros para financiar esto, lo otro y el qué hay de lo mío?

Se ha hablado de la personalidad de Feijóo como primer espada del Partido Popular, de su coruscante ´centrismo´. Exagerada publicidad. Es más, me da en la nariz que el nuevo tabernero ha incorporado a su barra de mostrador algunas tapas variadas de la caverna. Por ejemplo, cuando afirmó que el Gobierno se queda con los dineros de los impuestos. Feijóo afirma que está en contra de los populismos, pero él mismo los usa a la remanguillé. Vamos a ver qué hace la taberna cuando se voten en el Congreso el paquete de medidas del gobierno.

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