viernes, 20 de marzo de 2020

Para lo que me queda dentro, me cago en el convento





Analizar los vaivenes del independentismo –especialmente los referidos a su sector cátaro--  tiene el inconveniente de que chocan con la fidelidad de miles de feligreses, que se sienten ofendidos con el mismo efecto sensible de determinados grupos del Islam. Los católicos son más tolerantes por las razones que sean. Cualquier reflexión sobre Waterloo tiene el mismo recibimiento que los versos satánicos. Nosotros somos inasequibles al desaliento. Con nuestros (casi) ochenta años  bien podemos recurrir al medieval dicho: «Para lo que me queda dentro, me cago en el convento». Sea, pues: vamos al tajo.

¿Cómo calificar a este Quim Torra? No me refiero a su capacidad política sino a su estado mental. Que escriba a los líderes europeos echando pestes de las medidas del gobierno español es puro disparate. Pero encaja dentro de los parámetros políticos de esta orden espiritual de Waterloo. Es sumamente criticable, pero al menos sus monaguillos pueden argüir que se trata de una valoración política. No lo compartimos, por supuesto. Ahora bien, lo que ya no tiene nombre es que tan locuaz persona declare a la BBC que en España no hay medidas de confinamiento y que sólo en Cataluña se está llevando a cabo. Torra en estado de delirio. Por lo que me pregunto si tan redicho personaje está en sus cabales. Y, como acompañamiento, me digo que cómo es que sus seguidores caen en deliquio cada vez que este mentecato miente. Miente ya sea a conciencia  o involuntariamente. Más todavía, ningún covachuelo del Palau le ha sugerido que gobierne la lengua con un poco de tino.

Cosa bien distinta es la opinión política del consejero Buch, que ha afirmado que el despliegue de los militares de la Unidad Militar de Emergencias sólo debe hacerse en las comunidades autónomas sin autogobierno. Se trata, por supuesto, de (aparentemente) una majadería. Pero lleva una profunda intencionalidad política: los militares españoles no tienen cabida en Cataluña. No sea que se ganen el reconocimiento de amplios sectores. En Cataluña se sigue la recomendación de un viejo amigo: «Pocos pelos y bien peinados». Pues bien, Torra monja y Buch fraile: «amor de monja y pedo de fraile, todo es aire».

P/S.  Pongámonos en la peor de las hipótesis. Imaginen ustedes que me pilla el coronavirus. ¿Me voy ir al otro mundo si decirle cuatro cosas (educadamente, por cierto) bien dichas al diligente Torra? Sea, pues, para lo que me queda dentro, me cago en el convento. 
   


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