Nota. Este es el texto (resumido) del Piano
del Lavoro de la CGIL ,
un documento que alcanzará rango congresual en Mayo próximo.
«Piano del Lavoro» – Crear trabajo para dar
futuro y desarrollo al País. (Síntesis)
Crear nuevos puestos de trabajo, situando su
centro en el territorio, recalificando la industria y los servicios, reformando
la Administración
pública y el welfare con la ambición de dar sentido a la intervención pública
como motor de la economía. Defender el trabajo en los sectores más
tradicionales: la agricultura, la industria y el terciario. Todo ello apoyado
por una reforma fiscal radical. En apretada síntesis, estos son los objetivos
que contiene el «Piano del Lavoro – Crear trabajo para dar trabajo y desarrollo
al País» de la CGIL. La CGIL, después de 64 años
del Piano del Lavoro de Giuseppe Di Vittorio, relanza un “segundo” Piano del
Lavoro. De hecho, hay analogías en las condiciones de partida: Italia salía de
una guerra devastadora; ahora, tras otra devastadora crisis económica, hay una
necesidad de “reconstrucción” e innovación.
De hecho, la propuesta de un Piano del
Lavoro, como se lee en el inicio del texto, «nace de la firme convicción de que
no se abrirá una nueva etapa de crecimiento y desarrollo si no se parte del
trabajo y de la creación de empleo». Un trabajo que, sin embargo, durante años
ha sido «despreciado y marginado» mientras, paralelamente, la crisis del
sistema se iba haciendo estructural. «Quince años sin aumentar la productividad
–dice la CGIL en
el Piano--, veinte años de beneficios
orientados a las rentas financieras e inmobiliarias, diez mil millones de horas
en cassa integrazione en los últimos años, cerca de cuatro millones de
trabajadores precarios, son el cuadro del declive de nuestro país, de un
proceso de desindustrialización que se ha acelerado intensamente en los cinco
años de crisis»
OBJETIVOS
La fotografía de la crisis es despiadada, así
como la de los males que la han incentivado al igual que su rigorismo. «Es
necesaria una gran revolución cultural que afronte, ante todo, el tema del
País», se lee en el Piano del Lavoro. Por ello se deben concretar los objetivos
que parten de la creación de nuevos puestos de trabajo, relacionados con: «una
actividad de resaneamiento, recuperación, medidas de seguridad en el territorio
y valorización de los bienes culturales; el desarrollo y la innovación
tecnológica, que proteja dichos bienes artísticos; la reforma y renovación de la Administración
pública y del welfare; la economía del conocimiento; la innovación y
sostenibilidad de las redes infraestructurales».
De igual manera, es un objetivo defender el
trabajo, incluso recualificándolo, de los sectores más tradicionales
(agricultura, industria y terciario) mediante: «la reorganización y creación de
demanda pública; el apoyo a la investigación pública y la incentivación de la
privada; la cualificación de las
inversiones incrementando la especialización productiva y la calidad en la
industria y los servicios; una política que reavive el crédito; los vinculos de
cualidad de la producción italiana, la regularidad y transparencia de las contratas
eliminando el máximo a la baja». Se
trata de unos objetivos que no pueden prescindir de un trabajo «digno, sujeto a
negociación, retribuido, protegido por las tutelas universales y la formación».
TIEMPOS
El Piano del Lavoro debe actuar en un período
de entre tres y cinco años, sobre dos segmentos: el primero está entre su
puesta en marcha a medio plazo, el segundo a largo plazo previendo «reformas
necesarias y opciones indispensables».
El “primer tiempo” debe encarar la emergencia
«en coherencia con la idea de que el trabajo genera también procesos de
reducción de las desigualdades y de inclusión social». De ahí, la necesidad de
concretar un plan extraordinario en el Piano del lavoro para iniciar pronto la
creación de puestos de trabajo para los jóvenes, especialmente en el
Mezzogiorno, poniendo en el centro la recuperación (con financiación pública y
privada) del territorio con modalidades innovadoras que, junto al
resaneamiento, afronten la seguridad y la prevención. Este programa debe contemplar:
«la asunción de jóvenes cualificados; la recualificación y el incremento de
fondos de fiscalidad para contratar jóvenes y mujeres vinculados
contractualmente por tiempo indeterminado; la construcción de un plan
extraordinario para el empleo juvenil mediante la intervención pública para
producir bienes y servicios colectivos públicos».
El “segundo tiempo”, a desarrollar a medio
plazo, debe afrontar «las reformas estructurales necesarias, las opciones
imprescindibles». Según el Piano de la
CGIL los proyectos operativos deben basarse en «una condición general del País, que sea atractiva
para las inversiones, eficaz y productiva, que permita multiplicar el valor de
los proyectos que produce». Por eso son
«indispensables las reformas estructurales bajo la bandera de la equidad
social, de la inclusión social y de la promoción social».
Para la CGIL , las reformas deben orientarse a la
enseñanza (entre la propuesta por una enseñanza pública, nacional y laica,
incrementando la obligatoriedad de la enseñanza hasta los 18 años), la
administración pública y los servicios públicos locales y la vuelta a la
legalidad. Entre las reformas debe estar, además, un renovado protagonismo de
la intervención pública.
«Salir del añejo debate –se dice en el Piano del Lavoro-- de que lo público debe retirarse de la
economía o, en su versión última, reducir su perímetro, forma parte de la
revolución cultural. Si se quiere construir un nuevo modelo de desarrollo o,
dicho de una manera más brutal, si queremos frenar el declive y responder a la
desindustrialización, activando el crecimiento del País, es esencial la
intervención pública; no sólo es necesario sino esencial». Y señala las directrices, partiendo de la
política industrial, pasando por las infraestructuras (materiales e
inmateriales) para llegar al welfare nacional y local.
TRABAJO Y NEGOCIACIÓN
De cara a la negociación que debe ser
tutelado y cualificado (lo que en inglés se llama “decent work, o sea, el
trabajo digno), la CGIL
sostiene: la necesidad de facilitar fiscalmente, especialmente en las áreas
retrasadas, la contratación de jóvenes parados de larga duración con un
contrato estable; la regularización de los trabajadores migrantes; la extensión
universal de la tutela por maternidad; la introducción del crédito para la
contratación estable en los sectores verdes y azules.
Para todo ello es necesaria también una
“verdadera reforma” de las políticas activas del trabajo y el aprendizaje
permanente, así como la necesidad de redefinir los amortizadotes sociales,
efectivamente universales, debe prever una «renta de continuidad» entre un
trabajo y otro.
En lo atinente al plan de la negociación, la CGIL reitera la plena
aplicación del acuerdo interconfederal del 28 de junio de 2011 y propone la
experimentación de formas de participación de los trabajadores en las opciones
de la empresa, en la definición de los objetivos y en sus realizaciones. En la negociación colectiva impulsará también
el objetivo de promover nueva ocupación estable y formas atípicas de empleo.
Ello exige que las empresas aumenten las inversiones, asuman el valor del
trabajo como objetivo estratégico, realicen innovaciones del proceso y del
producto, dediquen más recursos a la investigación, favorezcan las agrupaciones
de empresa y el crecimiento de sus dimensiones para reforzar la capacidad de
responder a la competencia internacional. Todo ello de cara a generar más
crecimiento del País.
Para poner en marcha el Piano del Lavoro son
necesarios recursos destinados principalmente a proyectos prioritarios, a
programas de creación directa de empleo; apoyo a la ocupación, reforma del
mercado de trabajo y amortizadotes sociales; un Nuevo Welfare; políticas
fiscales. Se trata de unos recursos de cerca de 50 mil millones durante el
trienio del 2013 – 2015, en parte añadidos y en parte substitutivos de los ya
previstos. Esta cantidad se puede recuperar mediante: la reforma orgánica del
sistema fiscal, la ampliación de las bases imponibles, una mayor progresividad
en la imposición tributaria en su conjunto;
la reducción de los costes de la política y de los residuos; la
reorganización de las instalaciones y las transferencias a las empresas; la
utilización programada de los fondos europeos;
el
fraccionamiento de las
inversiones de los criterios de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento; la utilización de los Fondos de pensiones para favorecer la canalización de los flujos de ahorro hacia la financiación de las inversiones a largo plazo, garantizando los rendimientos dela Seguridad social; una
diversa concepción de la Caja
de Depósitos y Préstamos, tomando como ejemplo la Caisse des Dépots francesa,
que debe consolidar su misión de catalizador de las inversiones a largo plazo
bajo proyectos de desarrollo e infraestructurales, ya sea por las
Administraciones públicas o por las sociedades industriales, convirtiéndose de
esa manera en uno de los sujetos esenciales para la innovación y la
reorganización de Italia.
inversiones de los criterios de aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento; la utilización de los Fondos de pensiones para favorecer la canalización de los flujos de ahorro hacia la financiación de las inversiones a largo plazo, garantizando los rendimientos de
IMPACTO
DEL PIANO DEL LAVORO
El “big push”, el gran impulso del plan de la CGIL hacia políticas de
desarrollo sostenidas por una nueva intervención pública producen un impacto
macroeconómico que ha sido calculado por el Centro Europa Ricerche (CER). En
síntesis, sobre la base de los recursos recuperados mediante las reformas
propuestas en el Piano (fiscalidad, gasto público, fondos europeos, etc) se ha
hecho una simulación de las siguientes medidas económicas del 2013 al 2015: proyectos
y programas prioritarios equivalentes a 5 mil millones de euros; apoyo al
empleo, 10 mil millones de euros; reembolso de impuestos, 15 mil millones; plan
para un nuevo welfare. La activación del Piano del Lavoro podría generar un
crecimiento del PIB del orden del +3,1% trienalmente y del + 2,9 % de aumento
del empleo, llevando la tasa de paro al nivel anterior a la crisis.
UNA RADICAL REFORMA FISCAL QUE CAMBIE EL EJE
DE LOS IMPUESTOS
La centralidad del trabajo lleva consigo el
tema fiscal. La CGIL
sostiene la necesidad de una reforma del fisco, basada en una mayor progresividad,
cambiando el peso de los impuestos de las rentas fijas a la riqueza improductiva y parasitaria, con una mayor
imposición sobre las transaciones financieras especulativas de las grandes
fortunas y rentas financieras, reequilibrando los impuestos y la carga fiscal a
favor del trabajo y de la producción de bienes y servicios.
Vista al detalle, la propuesta prevé: un plan
estructural de lucha preventiva a la evasión y a la elusión fiscal y
contributiva y a la economía submergida; la introducción de un impuesto
estructural sobre las grandes fortunas; la mejora de los impuestos sobre
transaciones financieras internacionales (TTF); una diversa imposición sobre
las rentas financieras (como alternativa al previsto incremento del IVA; la
introducción de tasas ambientales coherentes con la indicación europea, tomando
como base «si contaminas, pagas» y con la previsión de dinámicas de premio.
Son unas propuestas que van en paralelo a las
de revisión de la estructura del IRE o de incremento y unificación de las
actuales cuotas de las rentas del trabajo y de las pensiones; una reducción de
la prima alícuota del IRPF del 23 % al 20% y del tercero del 38 % al 36 %; la creación de un instrumento
de apoyo único para las familias
anagráficas con hijos integrando las actuales asignaciones para el
núcleo familiar y la detracción del IRPF con hijos a cargo; un bonus fiscal
para los que no pueden disfrutar totalmente las detracciones.
MUTUALIZACIÓN
DE LA DEUDA EUROPEA
La crisis de la deuda soberana en la eurozona
exige una intervención decisiva y estructural orientada a hacer sostenible las
deudas de los diferentes estados miembros con el fin de reordenar la situación
económica, financiera y fiscal entre los Estados más “fuertes” y los más
“débiles”. La intervención consiste en la retirada gradual por parte del Banco
Central Europeo, modificando oportunamente el estatuto y los tratados de los
dos fondos salva-estados, ESM y EFSF, de títulos de Estado por casi unos 1.900
millardos de euros (una cifra aproximada a la suma del 20 % del PIB de cada
país).
Traducción
de JLLB
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