Homenaje a don Alejandro Otero.
Afirman los cronicones que Franco recomendó a Perón (Dios los cría y ellos se juntan) que no se metiera con la Iglesia. Por lo que se ve al president de la Generalitat nadie le ha dicho “no te metas con los médicos”. Y para rematar la guinda el conseller de Sanidad suelta bombásticamente que “a los médicos sólo les preocupa el dinero”. Lo que puede ser una verdad parcial, por ejemplo, este consejero es sobradamente conocido por su genoma peseteril. Sobre el resto, hay de todo como en botica. En mi caso –que no es el único-- he tenido la suerte de conocer a grandes profesionales, de probada ética y altísima profesionalidad: los doctores, Vicenç Navarro, Ramon Espasa, Nolasc Acarín, los Broggi (padre e hijo) y un largísimo etcétera.
Naturalmente, las medidas contra el Estado de Bienestar y las declaraciones citadas han reactivado la chispa contra la desforestación organizada que pretende poner en marcha el gobierno (de coalición nacionalista y teócrata-cristiano) catalán. Por ejemplo, el doctor Miquel Vilardell (presidente del Colegio de Médicos y principal asesor del gobierno catalán en materia sanitaria) ha puesto el grito en el cielo y hablado alto y claro: por ahí, no; de ninguna de las maneras. Pero lo más importante es la estructuración de un importante movimiento social que rechaza la poda de los servicios públicos.
Informa Joan Carlos Gallego en De la resignación a la indignación y a la acción: el jueves 14 de abril a las 6 de la tarde se concentran los trabajadores y trabajadoras públicos en la Plaza Sant Jaume contra el recorte de los servicios públicos. Apuesto lo que sea a que no sólo no cabrá un alfiler sino que el gentío abarrotará los aledaños. De hecho esta concentración –y las sectoriales de estos días— están propiciando el gran anticipo del 14 de mayo: la confluencia de organizaciones sociales diversas, vecinales, de consumidores, de cooperación, juveniles, de estudiantes, de padres y madres, de usuarios de la salud, de la cultura, etc. Y evidentemente también las organizaciones sindicales. Que, tomando prestada la metáfora de mi amigo Fausto Bertinotti, podría ser un movimiento de los movimientos, no sólo indignado sino estructurado capilarmente. Si las cosas se hacen aproximadamente bien, no es improbable que el gobierno catalán dé marcha atrás: torres más altas se han estremecido. Ese movimiento de los movimientos tendrá que hilar muy fino; deberá huir de sectarismos y del acné del infantilismo. Así pues, buena letra y amplias alianzas. Porque de lo que se trata, en mi impertinente parecer, es de compartir diversamente un paradigma de oposición fundamentada, primero, y de proyecto (un proyecto no es un zurcido) alternativo a los intentos de descuajeringar el Estado de bienestar.
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