EL CONVENIO DEL TEXTIL: UNA NUEVA BUENA LECCION PARA EL SINDICALISMO Y LA CLASE TRABAJADORA.
Echábamos de menos la pluma de mi sobrino Juan Manuel Tapia. De ahí que nos hayamos colado en su escritorio y, birlando algunos de sus escritos, hemos encontrado esta buena gacetilla.
Juan Manuel Tapia
El pasado 29 de abril se alcanzó un principio de acuerdo en el convenio estatal del textil. Un convenio importante para el conjunto del sindicalismo y especialmente significativo para el sindicalismo catalán donde radica una parte importante de la industria del textil, y una tradición histórica en la lucha sindical del ramo.
Un convenio colectivo que vuelve una vez más a entrañar una serie de sabias lecciones del buen hacer de las federaciones sindicales de CC.OO. y
La primera, aunque parezca una nimiedad, el acuerdo final, caso de ser ratificado, se firmará a finales de mayo. Nos esperan centenares de asambleas sindicales, de asambleas de trabajadores y trabajadoras, para decidir sobre el contenido de los preacuerdos, es decir, la movilización de miles de personas para decidir sobre sus propias condiciones de trabajo.
Un final ejemplar para lo que ha sido un proceso de negociación exquisitamente participativo: en la elaboración de la plataforma reivindicativa, el análisis de las necesidades del sector y de los trabajadores y trabajadoras, en la información durante la negociación del convenio. Finalmente, con las asambleas que ante el bloqueo de las negociaciones, han demostrado el respaldo de la gente del textil a la plataforma sindical, y han forzado, en última instancia, con la importante movilización que suponen, a la patronal a aceptar un determinado planteamiento para el futuro de la industria textil. Una demostración de la vigencia del ejercicio del conflicto social para transformar las cosas.
En segundo lugar, la clara conexión entre la vigencia del convenio y sus contenidos, con la realidad socio-económica del sector de actividad. Un sector textil abierto a la competencia del mercado global, con dificultades y oportunidades, que tras dos convenios inteligentemente preventivos de un año, avanza una negociación de tres años, controlable por los agentes sociales y que responde a las nuevas posibilidades del sector en transformación.
En tercer lugar, en cuanto a los contenidos, el principio de acuerdo, supone un radical desmentido a las posiciones generales de la patronal, que intentan permanentemente intoxicar la negociación de los convenios, alejadas de la realidad de la necesidad objetiva de las empresas. Veamos tres cuestiones básicas, entre otras:
a) el preacuerdo garantiza, durante los tres años de vigencia del convenio colectivo, una ganancia neta de poder adquisitivo de los salarios del 0,5%, frente a la inflación, con una cláusula de revisión salarial, completa y retroactiva. Elevada la cuestión salarial al debate general, la patronal textil acepta que los salarios y su mejora necesaria, no son la causa de la inflación, sino su víctima. Y en una importante lección, que los bajos salarios no son la vía de la competitividad y la supervivencia, sino al contrario, unos salarios dignos, que rentabilicen la formación profesional, son la base de una competitividad en base a la calidad de los productos y el valor añadido.
El convenio del textil, vuelve a poner énfasis en la veterana afirmación de Marcelino Camacho: la negociación colectiva es un factor esencial en el reparto de la riqueza y la renta nacional, y factor determinante en la orientación competitiva de las empresas.
b) el preacuerdo presta una especial atención a lo relativo a la igualdad efectiva y real entre hombres y mujeres. La potencialidad de la ley de igualdad, si se enfoca en la realización de planes y medidas de igualdad en las empresas, que transformen las desigualdades en la organización del trabajo, se concreta en el preacuerdo en una extensión de la ley de igualdad, que alcanza a las pymes de entre 100 y 250 trabajadores, cuando las mujeres empleadas son menos del 50%.
La igualdad entre hombres y mujeres, no es solo una cuestión de justicia social, equidad y democracia, es también, una necesidad social en términos de eficiencia económica, y del más completo desarrollo de las potencialidades de la creatividad humana en el trabajo.
c) el preacuerdo significa una inflexión en el discurso patronal en relación al absentismo. La patronal textil acepta, finalmente, que las situaciones de incapacidad temporal deben ser protegidas con el 100% del salario, y lo hace frente a un discurso general de la patronal, especialmente la catalana, que intenta penalizar la ausencia del trabajo, incluso en situaciones de maternidad o en los permisos de paternidad, y los propios permisos retribuidos pactados en los convenios colectivos.
En esta ofensiva de la patronal general, respecto el absentismo, se oculta un objetivo de fondo, crear una cortina de humo sobre sus graves responsabilidades al pretender mantener organizaciones del trabajo enfermas, discriminatorias, e inhumanas, que generan, necesariamente, problemas de salud, y riesgos psicosociales entre los trabajadores.
En definitiva, el convenio del textil ha supuesto, una “elegante bofetada” a los muchos prejuicios mediáticos difundidos por la patronal, y luego negados, por los empresarios concretos, inteligentes, preocupados realmente por la viabilidad de las empresas, que comprenden que es necesaria la dignificación del trabajo y las personas que lo encarnan para mantener un proyecto empresarial con futuro.
El convenio del textil, también habla al conjunto del sindicalismo de la necesidad de ser sujeto participativo y democrático, como condición necesaria para ejercer el conflicto social y cambiar los pareceres de las contrapartes. También nos habla, de la enorme potencialidad de la negociación colectiva, tantas veces desaprovechada, para producir cambios económicos y sociales, cambiar las cosas, corregir injusticias y ganar derechos para las personas.
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