miércoles, 9 de febrero de 2022

La cara aterrorizada de Rufián


 

La cara de pánico del diputado Rufián cuando creyó que, tras su votación negativa de la reforma laboral, formará parte de la pequeña historia parlamentaria. Debió pensar que caería el gobierno de Pedro Sánchez, que su partido no pintaría ni una oblea y, peor todavía, que los de Waterloo le habían ganado el pulso a ERC. Aquella cara de pavor era, entiendo yo, la conclusión de una política irreflexiva y, más en concreto, la imagen del terror propio a la caja de Pandora que el mismo Rufián había creado. Una cara de pavor, hemos dicho, que paradójicamente ha provocado dos situaciones que incrementan las diferencias en el seno del independentismo. En concreto: la orden judicial para aplicar el 25 % del castellano en las escuelas y la posición ante la inhabilitación del diputado Juvillà (CUP). Lo uno y lo otro a pocos días de la cara descompuesta del mencionado Rufián. O, en otras palabras, a pocos días de que se aprobase la reforma laboral que ERC –no sólo ella— había denostado y votado en contra.  

Le vieron las fauces al lobo. Si la caverna y la taberna se hacían con el gobierno se les caería el pelo a los independentistas y Rufián tendría que tartamudear explicando por qué prefirió la reforma laboral de Rajoy a la del gobierno progresista. Y alguien, en las covachuelas de algún puente de mando, decidió que había que ajustar el timón en una dirección menos descabellada.

Antes de la cara aterrorizada el mismo Govern catalá se opuso, se habló de desobediencia y otras gesticulaciones estrambóticas a la orden judicial para aplicar el 25 % en castellano. Después –o sea ahora--  donde dije digo, digo Diego. Ahora acata, después de haber amenazado con la mundial, la orden sin rechistar. Naturalmente, nos felicitamos de ello mientras la cara de Rufián vuelve a sus colores normales.

Tres cuartos de lo mismo ha pasado con el diputado cupero Juvillà. El independentismo en bloque sacó pecho y amenazó con formarla; después de la cara pavorosa de Rufián, temiendo por las consecuencias de su voto, al pobre Juvillà solo le ha quedado el apoyo de la volcánica Laura Borràs.   

De donde se infiere que sutilmente la reforma laboral, además de los efectos positivos que ya hemos analizado en otras ocasiones, ha servido para que el independentismo se autocorrija un pelín. Solo un pelín.

 

Nota bene.--- Militantes comunistas vendiendo su prensa, Treball y Mundo Obrero, tras la legalización del Partido en la ciudad de Mataró. Como puede verse el quiosco tiene un diseño art decó, que fue muy celebrado.

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