jueves, 10 de febrero de 2022

Casado, échale guindas al pavo


Escriben Rómulo y Remo

 

En estos momentos la noción de la derecha liberal española, siempre tan dificultosa en nuestro país, va palideciendo. Con sus achaques y algunas rémoras del pasado, aquella referencia política que ha sido el PP, central en la política española de las últimas décadas, se va desfigurando, en ocasiones presentando la imagen del grito de los cuadros de Edvard Munch. Lo que parecería --a la espera de confirmarse de manera definitiva--  otra refundación del PP está siendo pilotada por su nuevo y juvenil grupo dirigente, Pablo, conocido ya como “El Irritado” Casado y el juguetón Teodoro García Egea. Este dúo, cada vez más cercano al Hernández y Fernández de la política española --remedo de aquella pareja inefable de las Las Aventuras de Tintin y Milou del dibujante belga Hergé-- va buscando un camino que cada vez más muestra que Génova brujulea, va embarrando el patio del Congreso, va haciendo apuestas enloquecidas como quien visita por primera vez las domingueras carreras de caballos.  

Pero ni el lanzador de huesos de aceituna, como fiel escudero, ni el quijotesco neo rrural con Chaqueta de montería Hunterteam, mostrando la etiqueta por debajo de la manga, dan con la tecla. El afinamiento de la orquesta no llega. El virtuosismo de la solista madrileña, con su mirada rectilínea, no responde a la batuta. El moderado churchilliano pausado se dedica a observar la obra de Matisse desde Finisterrre. El risueño sureño, con vacas o sin ellas, pide que el machete electoral castellano-leonés le despeje la vereda. El próximo domingo tendrá la respuesta de la estrategia mañueca. Semejante enredo podría resolverse o no. En todo caso, hoy el grupo dirigente de la derecha española, cada vez más lejos de eso tan volátil que llamamos “centro”, teme. ¿Quién teme la lana verde de Virginia? 

Mientras recorre, disfrazado, las machadianas tierras de Castilla, Casado va echando otras guindas. Busca el liderazgo, prematuramente envejecido, en la fría Bruselas, con escaso público que aplauda y recibiendo cartas de amonestación. Busca el resuello a la sombra de un árbol que lo cobije de la abrasadora realidad: el gobierno de coalición en España, con sus problemas y contradicciones, no ha hecho estallar al país. Pero ha mostrado que no sólo la derecha sabe gestionar la economía. Pablo, échale guindas al pavo. 

En su viaje a alguna parte, Casado se encuentra sin casero, sin posada donde recuperar fuerzas. Cada vez más se detiene bajo la sombra del árbol que pertenece a la derecha i-liberal. Mientras pastorea los pavos de Otilio, otea el horizonte sentado en una piedra, busca en el morral (el modelo Tigernu-mochila escolar) un trozo de pan que echarse a la boca y valora en silencio la última decisión que debe presentar al Comité Nacional del partido: ¿Trasladamos la sede de Génova a Covadonga? De la respuesta dependerá que Casado no haga el pavo y pierda la letra y la música de una orquesta de solistas. 

 

 

Nota bene.---  https://www.youtube.com/watch?v=fMPI35xLGOU 

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