sábado, 20 de febrero de 2021

Violencia y confusión


 

 

Violencia en las calles y confusión en la política. Son dos elementos simultáneos que posiblemente se retroalimentan. Todo ello en un momento en que todavía no se vislumbra la salida de la pandemia y de agudización de la crisis económica con la deuda pública más elevada de la historia de España.

Cataluña, la región europea más confusa, está pendiente de que ERC, el partido europeo más confuso, forme gobierno. Que Aragonés García presida la Generalitat, con los Comunes de acompañamiento y el PSC apoyando desde fuera, es lo que plantean el sensato post convergente Andreu Mas—Colell y el inextricable Jaume Asens.

Movimientos de sístole y diástole en el abigarrado equipo de ERC: «Mantenemos la mesa de negociación en Madrid», afirma Aragonés; «esta es una legislatura  de preparación del referéndum y el fin de la represión», sostiene la portavoz del partido Marta Vilalta. Lucha de contrarios que, por ahora, todo se reduce a «palabras, palabras, palabras». Por supuesto, palabras que, engarzadas entre sí, son de acreditada confusión. Confusión con amenazas surrealistas. Aragonès amenaza: «La paciencia de los catalanes no es eterna». Cierto, sólo Dios, Nuestro Señor, es eterno. Pero, considerando que llevan tres siglos así, podemos afirmar que su paciencia tiene los siglos contados.

Falta de temple también en los reincidentes de la confusión: primero, equiparando los de Waterloo con los exiliados; segundo, llamando «antifascistas» a quienes atacan –piedra en mano derecha, fuego en la izquierda— a oficinas o, por ejemplo El Peridóico, en nombre de la libertad de expresión. Son las cosas del Licenciado Doctrinas.

Confusión al ajo arriero: Casado afirma querer negociar la renovación del Consejo General del Poder Judicial, pero sostiene que Unidas Podemos no debe participar en ello. Las cosas claras: no es de recibo. Sin embargo, me viene a la memoria algo que me impactó en mis años mozos: la sabiduría de Álvaro Cunhal, el primer dirigente del Partido Comunista Portugués.

Tomen nota. Tras la revolución de los claveles, gobernando ya Vasco Gonçalves, la OTAN le hizo saber que Portugal que los comunistas no podían estar presentes en las deliberaciones del gobierno cuando se tratasen los temas de la alianza. Cunhal respondió: «No hay problema; nosotros nos salimos de la reunión. Por encima de eso está la continuidad de las conquistas sociales que debemos poner en marcha». Cunhal, genio y figura. Comunista hasta el colodrillo. Aplicó sin tener noticia de la máxima de don Venancio Sacristán aquello de «Lo primero es antes». Algo ininteligible para el  licenciado Doctrinas*.

 

·         Proféticos, milenaristas y abanderados

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