Es
muy probable que hoy, cuando la tarde languidece y renacen las sombres, Joe Biden, el hombre tranquilo, respire aliviado. La cosa
americana está, como quien dice, a punto de caramelo. Trump, en todo caso,
seguirá siendo una pesadilla. De momento, ahí van esos apuntes a vuelapluma
–mejor dicho, a vuelatecla— con el objetivo, si tengo ánimo y sosiego, de hacer algo con más consistencia
que estos posts de urgencia sobre la cosa norteamericana (1).
Dos
grandes movimientos puedo inferir de lo que está pasando en América del Norte.
Mi padre siempre la llamaba así, a pesar de que yo –con diez años tan
impertinentes como redichos— señalaba el atlas y le decía que Canadá no tenía
nada que ver en lo que decía. Pues bien, sea en América del Norte o en los
Estados Unidos he visto dos grandes movimientos.
1)
Trump no ha tenido el plebiscito
al que había llamado, pero tampoco ha
sido repudiado por el electorado. No ha conseguido el plebiscito, porque ha
ganado Biden. Pero el hombre--bronca ha tenido nueve millones más que cuando
salió elegido presidente. Más todavía, Trump ha cosechado, habiendo perdido,
más votos que los que obtuvieron no pocos presidentes: cerca de 70 millones.
Téngase
en cuenta los siguientes datos: Kennedy en 1960 tuvo 34.220.984; Bill Clinton
en 1992 alcanzó los 44.909.806; y Obama contó con 69.458.516. En resumidas cuentas, Trump, habiendo sido
derrotado, ha cosechado un abultado apoyo de masas. Por lo que el hombre—bronca
no ha sido plebiscitado, ni vituperado.
2)
Sorprende que en el país que se
atribuye ser «la democracia más »grande del mundo» exista, de un lado, esa
extravagante, obsoleta y democráticamente injusta aritmética de los Colegios
electorales y, de otro lado, que en cada
Estado las normas electorales no sean idénticas.
No
es prudente hablar de la cosa
americana sin los datos pertinentes. (Recojo el sarcasmo santaferino --más
bien, malafoyá) de mi amigo Rafael Rodríguez Alconchel:
«Mientras no se pronuncie Miguel
Bosé, hablar de las elecciones americanas es hablar por hablar»). Por
ejemplo, en las redes sociales ha habido cierto comadreo acusando a los
´latinos´ del abultado voto a Trump; ahora sabemos, sin embargo, que ha sido
precisamente ese colectivo quien ha dado la victoria a Biden en Arizona.
Por
eso, porque hay que hablar con punto de vista fundamentado, pongo en el
archivador del colodrillo ciertas inquietudes que tengo. Por ejemplo, ¿hacia
dónde puede llevar la arisca ´militancia´ de miles y miles de votantes del
hombre—bronca? Y, lo que todavía no he oído referir a nadie: ¿habrá tomado nota
el Partido Demócrata de las novedades –esto es, anomalías y discontinuidades-- que se han producido en estas elecciones? Porque
no todo se puede hacer desde el despacho oval de la Casa Blanca.
Post
scriptum.--- Sépase que el mito de la taberna nada tiene que ver con el mito de
la caverna. Lo que es válido también en Chinchón, patria chica de don Venancio Sacristán: «Lo primero es antes»
1) Elecciones
americanas y algunas de nuestras cosas
Las repercusiones de ´la cosa´
americana en nuestro patio de vecinos
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.