Un
espejo cóncavo y otro convexo, ambos en durísima disputa: la lucha de antaño
contra hogaño. Las dos Españas machadianas que, como los gallos rojo y negro,
están frente a frente.
La
España cóncava, que se resiste a dejar de ser la de Frascuelo y la de los obstáculos tradicionales que decían los progresistas del siglo XIX,
pretende eliminar del imaginario colectivo la memoria de Largo Caballero y de Indalecio
Prieto, dos exponentes diversos de la compleja historia del PSOE.
No
se entiende esa postura –borrar del callejero madrileño las señeras figuras del
socialismo español-- si no es gracias a la irascible presión de Vox. Chocante esta
subsidiariedad de los de Pablo
Casado hacia Vox, pues están cargando infantilmente la romana para que Abascal llene de votos sus alforjas. Casado, Ayuso y el alcalde Martínez tienen todavía los
dientes de leche frente a los colmillos retorcíos
de los de Vox.
Felipe González, siempre presto a darle movimiento a la húmeda, debería llamarle la atención a las derechas; tiene cierto predicamento en esos sectores y, tal vez, podría conseguir que se mantuvieran en el callejero los nombres de Largo Caballero y el de don Inda. González ha dicho no sé cuántas veces que él «es socialista a fuer de liberal», una frase que repitió Prieto. González le debe mucho a Prieto. Fue quien intentó pactar la salida del franquismo mediante la monarquía juanista. Más, todavía el de Sevilla le debe al bilbaíno su anticomunismo gástrico.
La
otra España: la que fatigosamente se
abre paso –a veces a trompicones-- para
dar una salida a este momento «de justa perfecta tormenta de todas las crisis».
La que, mientras resiste los embates de los herederos de aquellos persas patrios, prepara un nuevo ciclo
de derechos de ciudadanía social. Por eso están exasperados en la calle Génova:
porque es posible que ese nuevo itinerario inicie su recorrido, y porque las
líneas tendenciales que muestran las encuestas siguen dando más apoyos
populares a Pedro Sánchez, mientras que
la recogida de la derecha es una cosecha de jaramagos.
Hay
que rebajar la tensión. Algunos deberían tomar tila a discreción. Pongamos que
hablo de ese pintoresco diputado que es Gabriel Rufián, que para tapar sus vergüenzas suelta esta perla
que, a buen seguro, habrá sido celebrada por los puticlubs de carretera: «Vox
tiene aquí [en el Parlamento] desgraciadamente 52 diputados, pero en total
tiene 53, porque tiene uno en la Zarzuela». No es pico de oro, sino de
hojalata. No es izquierda es zocata.
Post
scriptum.--- La constante de Planck sostiene que E = hf. Nunca lo pusimos en duda. Planck intuía que
«lo primero es antes», docet don Venancio Sacristán, Hijo Meritísimo de Chinchón.
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