La
gravísima situación sanitaria de Madrid es muy preocupante por las siguientes
razones: primero, el dolor y sufrimiento que está provocando; segundo, el
quebrantamiento económico de muchas familias,
pequeños negocios e industrias; y, tercero, la mala imagen de España que
provoca y que, finalmente, también repercute de una u otra manera en el resto
del país.
Esta
situación se ha agravado por la manifiesta incompetencia política y
administrativa de sus gobernantes. La Díaz Ayuso es un tapón que
impide un cambio positivo –por insignificante que fuere-- en la evolución de la pandemia. Ahora bien,
llueve sobre mojado: a la ineptitud del equipo gobernante (Partido Popular y Ciudadanos) se suma la endeblez
de su estructura sanitaria pública –no hablamos de la excelente capacidad de
los profesionales de la salud—empequeñecida por los anteriores gobiernos
autonómicos de Gallardón, Aguirre, González y Cifuentes (los tres
últimos con problemas con la Justicia) por la vía de las privatizaciones.
Agredida por una política fiscal más que generosa para las clases habientes y
pudientes que ha perjudicado ostensiblemente a los sectores populares más
débiles. La Díaz Ayuso ha continuado esa línea y ha incrementado, además, los desequilibrios económicos, sociales y
territoriales con el resto de España. En suma, Madrid se ha convertido en un jardín fiscal. Hoy por hoy es una behetría financiera en
detrimento de otras regiones, limítrofes o lejanas a dicho sistema fiscal.
«Madrid, capital de la Gloria», que cantó Rafael
Alberti va camino de convertirse en la capital del Infierno. Manel Pérez,
subdirector de La Vanguardia, nos dice, hoy, cosas muy substanciosas en su
artículo El doble desafío de Madrid (1) Con datos, sine ira et studio. Pero sin
pelos en la lengua:
«Desde el 2011, Madrid ha ganado al menos
1.200 contribuyentes con riqueza superior a los 6 millones de euros y que, por
la gracia de estar en su territorio, no pagan el impuesto que si abonan los que
residen en las otras comunidades. Antiguos contribuyentes en sus comunidades de
origen y que ahora no les pagan cerca de 2.000 millones. Ni a ellas ni a
Madrid, gratis et amore. Por cierto, en la capital del Reino hay el doble de
ciudadanos con patrimonios por encima de los 30 millones, por tanto, exentos,
406, frente a 202 en el resto de España».
Post
scriptum.---
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