Mal andamos.
Empiezo a escamarme porque intuyo que podemos ir peor. Es mejor que me
equivoque.
Veamos: el
Gobierno no autoriza que Felipe
Sexto acuda al encuentro de Barcelona donde se
hace entrega de los despachos de la promoción de jueces. La derecha organiza el
alboroto. El presidente del Consejo General del Poder Judicial pone el grito en
el cielo. Carlos Lesmes extremadamente imprudente, manifiesta el «enorme pesar» de la institución
ante la ausencia del Rey. No hace falta ser excesivamente avispado para
entender que ha montado un tole tole contra el Gobierno. Peor todavía, «el propio Lesmes ha comunicado a los
integrantes de la última promoción de la Carrera Judicial durante un encuentro
que ha mantenido con ellos que el Rey le telefoneó para comunicarle
que le “hubiese gustado” acompañarle en dicho el acto». Es una
información de Europa Press. Estos son
los datos.
No se trata de una simple pérdida de papeles. Aquí hay marro.
Si Lesmes comunica la llamada del Rey y sus contenidos parece claro que tiene
la autorización expresa del monarca para hacerlo. Lo cual tiene la peor pinta
del mundo. El Rey se ha lanzado desparpajadamente al borboneo, interfiriendo en
la Constitución y Lesmes, que habla en nombre de un colectivo cadavérico en sus
funciones, violenta la separación de poderes. O hay una
rectificación pública del sexto Felipe --«lo siento, no volverá a suceder»-- o
las cosas pueden irle rematadamente mal.
Post sriptum.--- «Lo primero es antes», don Felipe. Lo dice don Venancio Sacristán.
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