sábado, 4 de julio de 2020

Cataluña y el triángulo escaleno: Waterloo, Tv3 y el Barça



Hasta Quim Torra sabe que un triángulo escaleno es aquel que tiene todos sus lados de diferentes longitudes. Lo que tal vez no sepa es que en ese tipo de triángulos no hay dos ángulos que tengan la misma medida; se lo decimos por si puede serle de alguna utilidad al vicario de Waterloo. Pues bien, la «recta de Euler» --o sea, la línea que contiene el ortocentro, baricentro y circuncentro del triángulo— es la crisis, cosa que nunca pudo sospechar el ilustre matemático catalán Puig Adam.  

Es la crisis del triángulo escaleno, a saber: la desordenada familia de Waterloo, el abrevadero de TV3 y el declinante FC Barcelona. Tres puntales de la geometría catalana y, según cómo, tres variables de la madeja España.  Tres referentes que, a pesar de todos los pesares, mueven pasiones, humores y masas, como decíamos en tiempos anteriores y posteriores al 68. Tres lados de ese escaleno que está ya en fase declinante.

La familia de Waterloo.  Que el bloque político post post post convergente esté a punto de romperse tiene su importancia en el polígono político y social catalán. Lo que el viejo Jordi Pujol creó de la nada y cuidó con esmero puede saltar dentro de poco por los aires: más polución, pues, al medio ambiente. Pero lo realmente nuevo, aunque es causa y efecto de lo anterior, es la deserción y desautorización de Carles Puigdemont por parte de importantes personas de su mismísimo partido. No había unidad férrea en torno a los desvaríos del hombre de Waterloo. A medida que a este buen señor se le iban subiendo las ínfulas a la cabeza iba disminuyendo el consenso en torno a él. Crisis de ese lado del triángulo escaleno.

Tv3 y sus circunstancias. Se trata de un abrevadero de considerables proporciones: 1800 personas en nómina. La opción de su grupo dirigente --mayordomía del govern catalá, aunque de una fracción más que de otra--  de prostituir a cosica hecha el carácter público del medio, ha conducido lógicamente a un creciente descenso de la audiencia y, de ahí, a un bajón de los ingresos por publicidad. Un informado Antonio Cuadras explica que el bajón de esos ingresos se cifra en «16 millones de euros» y que «lo peor es su estructura presupuestaria, donde los gastos de personal (capítulo I) representan el 65 por ciento del total. Crisis en la joya de la Corona. Hasta tal punto que existe una pugna, no ya soterrada sino abierta, entre las distintas facciones gubernamentales –no sólo entre post convergentes y ERC--  sino entre las diversas cáfilas post post post convergentes por el reparto de la túnica sagrada de la parrilla televisiva.

Hasta tal punto que una prácticamente desconocida consellera Vilallonga –al parecer, según ella de Cultura--  hartica de no aparecer en el medio monta en cólera y crea un conflicto porque, según ella, en alguna serie se introducen diálogos «en castellano».  No es la única. De nuevo, crisis también en este lado del triángulo escaleno. Tv3, archivo del 3 por ciento. 

El FC Barcelona. Crisis de identidad y crisis de resultados. Pero sobre todo crisis de proyecto. Es –quien avisa no es traidor— la ocasión más propicia para que se produzca el abordaje por parte de aquel Joan Laporta de damnatio memoriae y su grupo de almogávares. Lo que nunca consiguió Jordi Pujol puede hacerlo una de las fracciones del independentismo a pesar de su crisis. O precisamente por ello.

En todo caso, la base social del Barça ni se inmutará. Hay una regla de la antropología que lo explica: «se puede cambiar de pareja, de partido, de religión, incluso de sindicato; pero nunca de equipo de futbol». Por lo que a mí respecta he roto con esa regla: he dejado el Barça y me hago del Alma Ata,  de la segunda regional de Kazijistán.  

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