Los
sociólogos de las más variadas cepas coinciden en que el zafarrancho político
no se está traduciendo en desgaste electoral del PSOE
ni del gobierno. De hecho la reciente encuesta de Metroscopia, que dirige Juan
José Toharia, mantiene a los socialistas en primer lugar en torno al 30 por
ciento; lejos –a diez puntos-- está Casado casaseno y sus
encolerizados parciales. Es decir, caen
chuzos en punta con un temporal cada vez más turbulento y el PSOE y Unidas
Podemos mantienen las distancias. Es el fracaso de la tensión que se diseñó en
las covachuelas de la FAES.
El
irascible hombre de Marbella comparte con el de Waterloo un rasgo: no cambies
de planteamiento aunque eso se traduzca en una ristra de reveses; hay más días
que longanizas, de manera que sigue apretando ad nauseam. En estos colodrillos
asilvestrados el método «error y acierto» brilla por su ausencia. Si el clima
de tensión no da resultando –parecen creer--
es porque no hay suficiente tensión. Más madera, pues. Sépanlo, si
Casado estuviera más cerca se pondría la pelliza de centrista.
Ahora
bien, este clima de tensión del PP se caracteriza porque en el palo del
gallinero hay dos tábanos que se disputan el título de macho alfa: Casado
casaseno y la Señora marquesa. Esta pugna inter pares tiene dos efectos muy
dispares: uno, aumenta el berenjenal político; dos, pero ese ruido es, a veces,
una disputa entre los dos gallos que se pisan la manguera el uno a la otra y
viceversa. Sin embargo, ambos se empecinan en –al igual que Waterloo y sus paniaguados-- prodigarse en el error.
Aviso:
calma, ponderación. Todo indica que el tiro les saldrá por la culata.
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