Voces
amigas de los granadinos Montes Orientales me avisan que El desierto de los tártaros, la
revista amiga durante la pandemia, baja sus persianas, no sabemos si definitivamente o qué. Su cometido se ha cumplido: ser el carpe diem en estos meses de
confinamiento. Se van de la misma manera que vinieron: de forma abrupta, de un
día para otro; sin, por así decirlo, fases intermedias. Se van por todo lo
alto: con un número monográfico dedicado a Enrico
Berlinguer. Voces amigas de Santa Fe, capital de la Vega, están en el
secreto de quiénes son los escribidores tártaros y son ellos los que me tienen
al tanto de las entretelas de tal revista. Juan de Dios
Calero, maestro alarife, me dice a través de guasap.
«Sí,
cierran con un monográfico sobre Enrico Berlinguer. Las razones que dan los
tres tristes tártaros es que, tras la pandemia, el proceso de reconstrucción
europea deberá tener inevitablemente una fuerte componente de austeridad. Sus
motivos también tienen una componente española: frente a la degradación de la
política conviene volver la mirada a la «cuestión moral» y, definitivamente, la
falta de un horizonte –esto es, el desenganche entre las luces cortas del ahora
mismo y los faros de largo alcance del proyecto mediato-- exigiría ir de visita a la casa de
Berlinguer. Porque hay quienes no tienen ningún Bad Godesberg que llevarse a la
boca, ni el comunismo de los sueños que rompió con el de las pesadillas está
sin levantar cabeza.
»
Por lo demás, me parece haber oído a los tres tártaros –no te diré sus nombres
reales, porque les di palabrita del Niño Jesús de tener la lengua quieta— que,
en cierta medida, revisitan a Berlinguer como diciéndoles a las personalidades
que han fundado la llamada Internacional Progresista (ya sabes Varoufakis,
Chomsky, Colau et alla) que no cometan el error de echar en saco roto las
enseñanzas de nuestro amigo italiano.
»
Por lo demás, mientras corrijo las galeradas del último número de El desierto, me pongo a considerar sobre
el alcance de dicho grupo de intelectuales. Tuyo en Anselmo Lorenzo, Juan de Dios».
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