viernes, 29 de noviembre de 2019

El independentismo bobaliconamente crédulo


                    Luigi Cadorna, precursor histórico del procesismo.  



Editorial.--- La fe no mueve montañas; la fe, sin embargo, puede llevarte a la ruina. Es el caso de los dueños del Restaurant Siurana, analizado por Paco Rodríguez de Lecea con la misma precisión de Mariano José de Larra. Que publicamos con satisfacción.



Vícitmas del fuego amigo

Escribe Paco Rodríguez de Lecea

El restaurante Siurana, enclavado en esta localidad del Priorat, municipio de Cornudella, va a cerrar sus puertas el próximo 9 de diciembre. Hacienda les ha retirado el NIF, por impago de los tributos correspondientes.

No ha sido exactamente un impago. Los propietarios, Andreu Bartolomé y Maria Casademunt, decidieron en 2012 adherirse a la campaña de “insumisión fiscal” promovida por la Generalitat de Artur Mas. Desde ese momento hicieron los pagos correspondientes a la Agencia Tributaria Catalana (ATC), y solicitaron un NIF catalán al que acogerse.

Cuando se dieron cuenta de que la ATC transfería religiosamente las cantidades abonadas a la Hacienda estatal que pedía boicotear, y no hubo más noticia acerca del NIF catalán, decidieron donar las cantidades correspondientes a sus obligaciones fiscales a diversas instituciones benéficas, e informar puntualmente de ello a la ATC.

La ATC nunca les ha dado respuesta, ni acuse de recibo, ni cobertura de ningún tipo. Andreu y Maria señalan asimismo, en el cartel que han colgado a la puerta de su establecimiento, que no han encontrado ningún apoyo en los partidos políticos catalanes (los favorables a la independencia “ya, con armas y bagajes, y sense retallar”, se entiende; ¿por qué habían de apoyarles los que no están metidos en esa aventura rocambolesca?)

Hace cinco años ya, dediqué un post al general Luigi Cadorna; o para ser más exactos, al “cadornismo” (1). El término lo empleó Antonio Gramsci para definir la posición de los responsables políticos y sociales que imponen a sus subordinados, o militantes, o seguidores, normas prácticas de una gran exigencia y en cambio inviables o inadecuadas a la situación concreta a la que van referidas. Todo el procès independentista ha sido un ejemplo histórico y monumental de cadornismo. Nadie en los despachos de la Generalitat sublimada ha dedicado un solo pensamiento a pequeños negocios como el que Andreu y Maria, fieles creyentes, habrán regentado hasta el próximo día 9 de diciembre.



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