“La dialéctica de los puños y los cagarros”
ha substituido a la de los puños y las pistolas. Así lo considera el profesor Gabriel Jaraba.
La cosa viene a cuento porque la vanguardia del independentismo
escatológico (los llamados Comités de defensa de la republica, Cdr) ha inundado de mierda las puertas de los
locales de sus compañeros de viaje (Esquerra Republicana de Catalunya y el
partido post convergente) en distintas ciudades catalanas. Oiga, no se trata de
mierda metafórica sino de rotundos mojones y zurullos (furullos en la Vega
de Granada) con denominación de origen. Así pues, la diarrea de los comandos
taponó con eficacia las entradas de las sedes políticas, también
independentistas.
“Merda de partits”, señalaba un elegante
lazo, dando a entender que el independentismo político se ha convertido en una
marranera autonomista, en puros traidores de mierda. Les digo: no crean que
estos escuadristas son unas jovenzuelos de chiruca y anorak, ni rebeldes de bidonville. Son cuarentones y
cincuentones de la decadente mesocracia catalana. También algunos sesentones,
todavía angustiados porque la transición no se consumó ahorcando a los guardias
civiles con las tripas de los curas. O viceversa.
Me imagino a Gabriele
d´ Annunzio, esteta del squadrismo,
glorioso poeta y pendenciero ultra. Si hubiera visto tanta inmundicia
acumulada –de hecho “mierda amiga”-- tal
vez habría proferido “Manca finezza”.
En resumidas cuentas la lucha política en el
interior del independentismo ha llegado a unos extremos que nunca previmos. En todo caso, la mierda es la continuidad del
nerviosismo por otros medios.
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