miércoles, 1 de mayo de 2019

Puede ser la Gran Primavera española





Este Primero de Mayo ha sido el colofón de la fiesta democrática que significó el resultado electoral del domingo pasado. Y, simultáneamente, es la continuidad de una movilización de cara a los próximos comicios de finales de mes: europeas y municipales. Fiesta democrática con resultados para la izquierda que deben ser celebrados y Primero de Mayo con su notable participación como exponentes de una mejor relación de fuerzas en España y una aportación positiva a las fuerzas democráticas europeas, indicando que nuestro país está en vanguardia de la defensa de la Unión Europea. De la Europa social. Por lo menos así lo expresa el elevado número de manifestantes, más nutrido que en años anteriores.  






Este Primero de Mayo no ha sido rutinario. El sindicalismo confederal, desde su independencia, ha situado al nuevo cuadro político, surgido del 28 de Abril, el paquete de reivindicaciones que están pendientes. Una jornada --la de hoy-- que ha tenido como principales protagonistas a los que han dado sostén a la izquierda el pasado domingo. Lo decíamos ayer: el sindicalismo ha enviado el albarán. Do ut des: si he dado mi apoyo a las izquierdas, éstas deben corresponder. Así de claro, sin remilgos. Es un contrato moral que debe concretarse físicamente.  Es lo que se ha exigido en centenares de ciudades españolas en el día de hoy. Unitariamente.

Camino de la segunda fase del proceso electoral. Puede ser la Gran Primavera española.  Lo digo porque se ha aprendido que el secreto del nuevo cuadro político español ha sido la participación. Este Primero de Mayo, además, lo ha corroborado. Disculpen, falta otro esfuerzo.


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