España
necesita una derecha política ilustrada, inequívocamente democrática. Es más,
sin que sirva de escándalo: una derecha fuerte para que la izquierda no se
duerma en los laureles. Una derecha sin aspavientos con su punto de vista fundamentado a la que combatir con nuestro propio fundamento. Una derecha
alejada de populismos y de los campanarios. Mientras no exista esa derecha,
también en Cataluña, el conflicto político tendrá un profundo déficit. Esa
derecha necesaria no vendrá de la mano de ese triángulo escaleno de los Casado, Rivera y Puigdemont. Casado o la
derecha de alcanfor; Rivera o la derecha que va del caño al coro y del coro al
caño; Puigdemont cuyo retrovisor muestra los desvaríos de lo que creía que
podía ser y no ha sido. Casado, Rivera y Puigdemont que son vistos por las
cancillerías europeas con preocupación. Un triángulo escaleno que es el
resultado de los desajustes y problemas no resueltos en España y de los aires
tóxicos que nos llegan de otras latitudes.
No
veo señales, sin embargo, que indicien de dónde pueda venir la partenogénesis
de esa derecha ilustrada, inequívocamente democrática. Tal vez será excesivo
afirmar que, en las actuales características del Partido Popular, Ciudadanos y la constante cosa mutante del hombre de Waterloo, no se percibe –quiero decir que un servidor no
percibe-- ese salto cualitativo. Por cierto, habrá que tomar
nota de que ciertos comentaristas del independentismo de vinculación a ERC califican
ya a la hijuela post convergente como «independentismo mágico». Un nominalismo
donde se percibe una ambigüedad no inofensiva.
¿Hacia
dónde va, pues, la derecha española? Javier Aristu se
arriesga a pronosticar: «Yo
apuesto por que se va hacia una nueva formación política conservadora que va a
dejar atrás mucho de todo ese franquismo representado hoy por Aznar, Casado y
Vox. Estimo que la reconversión de esta derecha española pasará por una
recomposición muy profunda de sus fundamentos ideológicos y programático». Lo
hace en Optimismo, una arriesgado artículo que conviene tenerlo bien presente, a pocas
horas de cerrarse las urnas (1). Ojalá
acierte.
A favor de la tesis de Aristu está el viejo dicho: «Torres más
altas han caído».
1)
J. Aristu: https://encampoabierto.com/2019/04/29/optimismo/
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