lunes, 4 de junio de 2018

Cataluña y algunas cosas europeas




Primer tranco

Póngase en marcha todo el almacén de la política para solucionar, gradualmente, el problema catalán; un problema que, como Jano, tiene dos caras.  La cara doméstica del conflicto entre catalanes y el del independentismo con el Estado. Este es el desafío que tiene delante el presidente Pedro Sánchez. Hacer política quiere decir, en este caso, que unos y otros aprovechen los tímidos, pero reales, resquicios que se dan aquí y allá del río Ebro: en Madrid, el cambio de gobierno, una condición necesaria aunque no suficiente para una enmienda  a la totalidad del guión; en Cataluña la aparición de un disenso, ya público, en el interior de las fuerzas políticas soberanistas. Nadie tiene las manos libres: de un lado, Sánchez se verá sometido a un bronco fuego cruzado por parte de los hunos y los hotros, esto es, viejos y nuevos ultras de la derecha, amén de los zigzags de los independentistas; a su vez estos últimos alternarán momentos de confusión y cierto realismo. En todo caso, podemos establecer esta hipótesis: las cosas se despejarán en la medida que ganen en Madrid y Barcelona las fuerzas que quieran resolver la papeleta, vale decir, que nos vayan sacando del empantanamiento. Y para ser más exactos: la derrota de las ultramontanas derechas españolas y el fundamentalismo legitimista del hombre de Berlín y sus franquicias.

Segundo tranco

Ahora bien, la política doméstica, siendo necesaria, no lo es todo. El contexto europeo es un descomunal embrollo que no ayuda a buscar salidas al problema. La alocada situación que ha provocado el brexit, la ola de populismos y las situaciones de algunos países de Centro Europa y Polonia se amotinan contra una salida racional de nuestro problema. No es que el hombre de Berlín esté consiguiendo internacionalizar el conflicto catalán, sino que ese zafarrancho le favorece. También es justo decir que no pocas políticas de la Unión Europea dan pie a la existencia de esa situación caótica.  Pedro Sánchez deberá tener en cuenta ese puzzle del patio de vecinos europeo. Y para mayor abundamiento del mosaico europeo recomiendo la lectura del artículo de Javier Aristu https://encampoabierto.com/2018/05/29/el-sur-de-europa/#more-6545

Mientras tanto los que deberían defender en primera instancia a Matías Carnero, presidente de UGT de Catalunya, siguen callados y disfrazados de mayo para no infundir sospechas.


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