martes, 27 de marzo de 2018

Propuesta de un Gobierno de Cataluña



Miquel Iceta o el esfuerzo constante por encontrar soluciones a los problemas. Es un dirigente político que siempre está en boca de todos por su afán de ir al grano. Miquel Iceta o el doctor Sutil. Nuestro hombre está empeñado en propuestas que saquen a Cataluña del pantanoso espacio-tiempo en el que se encuentra. Miquel Iceta ha propuesto la formación de un «Gobierno de concentración». Es algo tan complicado como las ecuaciones diofánticas, tan temidas por los estudiantes. Las diofánticas, gloria y flagelo del análisis matemático. Tras la propuesta de Iceta, en Ferraz crujieron las vigas y mugieron los cimientos. Y en las fuerzas políticas catalanas cundió la murmuración a destajo. Sin embargo, nadie podrá negarle a Iceta su voluntad de sacar a Cataluña de pantano cenagoso. Digamos, pues, que quien tenga algo mejor que lo haga público. Callar por el qué dirán es mantener el callejón sin salida con sus aderezos de bronca al por mayor.

En todo caso, comoquiera que casi nadie se apuntará al carro, estimo que se podría encontrar una variante a la propuesta de Iceta. Una variante que, con la ayuda de santa Rita (abogada de lo imposible) pueda tener mejor acomodo y, quizá, más fácil digestión a los políticos rumiantes. A saber, se propone un Gobierno técnico con personalidades amigas, conocidas y saludadas de los partidos políticos catalanes. No digo que fueran una representación directa de los partidos, sino una delegación indirecta de los mismos. El elenco de las personalidades que propongo es un ejemplo –sólo un ejemplo--  de lo que quiero decir. Carles Viver Pí-Sunyer, Lali Vintró, Antón Costas, Josep Ramoneda, Juanjo López Burniol, Carina Mejías, Montserrat Nebreda,  Josep Piqué u otros nombres de similares características. Con un presidente de la Generalitat que esté limpio de polvo y paja, salido del grupo parlamentario de Junts per Catalunya.  

Sus objetivos serían: cicatrizar las heridas; gestionar las cosas durante esta legislatura; negociar una salida airosa, dentro de la legalidad, con el Gobierno central. 

¿Ingenuidad? Quiá!. Son ganas de que acabe este cáliz de amargura. Porque la salida perfecta ni existe, ni existirá jamás de los jamases. En caso contrario, den por seguro que seguirá la máxima del hostiaros los hunos a los hotros.



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